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Entrevista:MUJERES

"La gente buena es una excepción, un regalo deI cielo"

Elegante y de buen humor, Maya Plisetskaia (Moscú, 1925), llega a la entrevista como una niña con juguete nuevo: la edición rusa de sus Memorias, todavía con la tinta fresca. La gran bailarina está en Santander para estrenar hoy y mañana, dentro del Festival Internacional de la capital cántabra, el papel protagonista de un nuevo Scherezade.Viajera incansable, ahora con su flamante pasaporte español, la artista moscovita, sin duda una de las máximas exponentes del ballet del siglo XX, tiene compromisos de trabajo para varios años y una energía que contagia.

El prestigioso crítico Vadim Gaievski la llamó hace varios años la conquistadora del aire, y aún lo es cuando pasea su altivo cuello de cisne por los salones del hotel Real santanderino. Maya Plisetskaia acomoda el plisado de su falda y posa para el fotógrafo con la soltura de una top-model. Mientras, firma autógrafos y de vez en cuando voltea la cabeza hacia la abierta ventana, desde donde se divisa el mar, como si necesitara de un breve vuelo para concentrarse en las respuestas.

Pregunta. ¿Cómo se decidió a escribir sus memorias?

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
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Respuesta. Toda mi vida he llevado diarios y he acumulado muchos recuerdos. Cuando estaba de gira le escribía cartas casi diariamente a mi marido, el compositor Rodion Schedrin. Intenté trabajar con varios periodistas mediante grabaciones, pero no resultó, no era yo, hasta que una buena amiga me dijo: "Escribe tú misma". Todo el material de diarios y cartas, al reelerlos, me han ayudado mucho. Había tantas anécdotas que hasta yo misma había olvidado o a las que la gente había añadido mentiras y leyendas ...

P. Es una tradición de las bailarinas rusas escribir sus memorias como Scesinskaia, Karsávina,...

R. Sí, pero ellas vivían en otra Rusia, no en la Rusia soviética como yo. Con el libro quiero contar cómo vivían los artistas bajo el poder soviético y dentro del primer país comunista de la historia. En medio está mi historia personal, donde cuento todo: cómo a mi padre lo fusiló Stalin, las penurias que pasó mi madre en el confinamiento que era casi el exilio, cómo me perseguía el KGB y las sanciones que recibí, como aquélla que durante seis años no me dejó salir de Rusia. Ya sabe usted que en las primeras giras del Ballet Bolchoi a Occidente yo no pude ir.

P. ¿De modo que estuvo siempre usted en una actitud contestataria?

R. Resistía. Siempre aguantaba.

P. ¿Quizá por eso la respetaban todos?

R. Todos no. Por parte de la gente corriente y del público sí, pero no de los jefes y burócratas.

P. De modo que en su libro estarán todas las intimidades y secretos del Teatro Bolchoi de Moscú.

R. ¡Claro! Hace una semana que salió el libro en Moscú y ya se agotó. Los primeros en traducirlo han sido los japoneses y saldrá también inmediatamente en francés.

P. ¿Y en España?

R. Me haría una ilusión tremenda, pero no sé cómo hacerlo. Supongo que algún editor se interesará algún día.

P. Rodion Schedrin es el hombre de su vida. ¿Cómo consiguen estar ustedes tan unidos estando tanto tiempo separados?

R. Francamente es muy difícil. Todo lo que gano lo gasto en teléfono, pues hablamos varias horas todos los días. Estaremos más tiempo juntos cuando me dejen de invitar a bailar y trabajar.

P. ¿Son importantes los amigos?

R. Por desgracia no son muchos. El ritmo de la vida te separa de los grandes viejos amigos y vienen otros nuevos. Ahora que prácticamente ni Schedrin ni yo vivimos en Rusia aparecen amistades recientes en Alemania o en España que tienen un nuevo valor.

P. Porque dentro de la profesión del ballet es muy difícil tener amigos.

R. En el ballet hay un 95% de personas que somos envidiosos.

Todos envidian a todos y eso precisamente no fomenta la amistad.

P. A usted le gusta que los poetas escriban de ballet, lo ha dicho varias veces.

R. Cuando un poeta calla ante el ballet es que la bailarina no existe. Meyerjold decía: "Que hablen mal, que critiquen, pero ojalá no callen".

P. ¿Las bailarinas rusas son muy supersticiosas?

R. ¡Muchísimo! ¡Todo el mundo en Rusia es tan supersticioso ... ! Quizá porque allí nunca se ha vivido bien y creen en todo, en cualquier cosa.

P. ¿Y usted cree en algo, en otra vida por ejemplo?

R. Le soy franca: no mucho. Soy realista, muy realista.

P. ¿Bailó todo lo que quiso?

R. He hecho mucho menos de lo que podía. Mientras duró el poder soviético era imposible la experimentación. A todo lo nuevo se decía que no y a los coreógrafos no se les dejaba progresar, por no decir que a los extranjeros ni se les dejaba llegar hasta allí. Tuvimos enormes talentos como Jacobson o Goleizovski, que en la época de Stalin y durante 25 años no le dejaron trabajar en el ballet; era guarda nocturno en un supermercado.

P. Es así que el ballet ruso se quedó detenido en el tiempo.

R. El ballet ruso es La Bella Durmiente y basta. En los últimos 30 años se ha cortado toda iniciativa.

P. ¿Y si la llamaran de Rusia para dirigir el Teatro Bolchoi, iría?

R. Es mi teatro, pero es tan difícil... Ahora hay que empezar desde cero pues todo está descompuesto y tergiversado. No creo que pueda y no quiero vivir allí.

P. ¿España sigue estando entre sus pasiones?

R. Pues sí. En mis memorias el capítulo más largo es sobre España.

P. Y entre otras cosas, le apasiona la comida hispana.

R. Ese es uno de mis problemas más graves. Me gusta tanto que lo quiero siempre probar todo y luego está la tragedia de adelgazar.

P. ¿Y qué piensa de que España carezca de un ballet clásico?

R. Eso me toca hondamente. No es justo. Yo estoy a favor del ballet moderno, pero también del clásico, que es eterno. Los artistas españoles son tan musicales y apropiados para el ballet clásico que cuando estaba de directora del Ballet Clásico Español lo pude comprobar. Nacho Duato es un hombre muy talentoso, pero eso es poco para la cultura española de la danza.

P. ¿Piensa usted que Rusia se salvará?

R. Ahora hay una enorme crisis. Yo no soy pesimista pero no veo nada bueno en el horizonte.

P. ¿Siente siempre el deseo de seguir bailando?

R. Depende, a veces, un día sí y otro no. Me invitan de muchas partes y siempre hay éxito. Entonces pienso: ¿para qué voy a dejarlo? En septiembre me voy de nuevo con Maurice Béjart, que hará algo nuevo para mí.

P. De modo que está contenta con todo y con todos.

R. Le voy a contestar con una frase de mi libro: "¿Qué conclusión he sacado de mi vida? Muy sencilla, tanto como un vaso de agua o una bocanada de aire. La gente no debería dividirse en razas, clases sociales o políticas, sino en gente mala y gente buena. Siempre, en todas las épocas, hay mucha más gente mala que buena; los buenos, son una excepción, un regalo del cielo".

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