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Reportaje:

Gobierno cierra en falso el curso político

El PP mantiene la hipótesis de que González tendrá que disolver las Cámaras anticipadamente

Anabel Díez

El Gobierno empieza sus vacaciones veraniegas tal y como las inició el pasado año tras las elecciones legislativas: el cambio del cambio no se ha materializado y su acción ejecutiva depende de Convèrgencia i Unió (CiU). Felipe, González y sus ministros saben que tienen una asignatura pendiente para septiembre: lo que uno de ellos Rama "dar una respuesta política" a la crisis desencadenada por los escándalos de corrupción y a la irritación ciudadana manifestada por la primera gran derrota electoral socialista en 12 años, la de las elecciones del pasado 12 de junio. Cuestión de confianza, presentación de un nuevo programa político y remodelación del Gabinete son algunas de las opciones sobre las que reflexionarán en estas semanas los miembros del Gobierno.

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Las relaciones con el PP y con IU son "manifiestamente mejorables" según afirmó ayer el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba. Estas relaciones, basadas ahora en un tira y afloja sin tregua alguna, agravan la situación de debilidad política del Ejecutivo. En cambio, las últimas escaramuzas en la negociación con CiU para los Presupuestos, resaltadas con crudeza por los nacionalistas, fueron minimizadas por el ministro."No está en riesgo la acción gubernamental", aseguró Pérez Rubalcaba al dar por concluido el curso político tras la celebración del último Consejo de Ministros antes de las vacaciones veraniegas.

Con los números en la mano, el Gobierno no sale mal parado. Cuando empezó la legislatura hace un año su única esperanza de soporte estaba en CiU. Y así ha sido, aunque la mayoría de las leyes fueron aprobadas con un apoyo. superior al de legislaturas anteriores tras convencer, asunto por asunto, casi siempre a CiU y al PNV, a quienes se unió esporádicamente Coalición Canaria. Asimismo, el PSOE ha contado con el beneplácito de Izquierda Unida en materia de libertades.

Este resultado objetivo ha sido tapado por los escándalos de corrupción, la derrota del 12-J y la dura y persistente oposición del Partido Popular, acompañado a veces por Izquierda Unida y algunas formaciones del Grupo Mixto.

Respecto a los problemas reales que en estos momentos le enfrentan a los nacionalistas catalanes, el Gobierno va a intentar ocultarlos, situándolos en la complejidad" natural de una negociación presupuestaria. La realidad es que en La Moncloa no se prevé un horizonte distinto a sus pactos con los nacionalistas catalanes.

El problema principal con el primer partido de la oposición, según la percepción gubernamental, es que el PP trabaja con la hipótesis permanente del adelanto electoral. Y nadie en el Gobierno osa decir públicamente lo contrario a lo que manifiesta el jefe del Ejecutivo, Felipe González: la legislatura tiene tres años por delante.

Calendario político

"El PP trabaja con un calendario político que no coincide con el del Gobierno y ahí está el primer problema", dijo Pérez Rubalcaba en la conferencia de prensa ofrecida en compañía del ministro de Defensa, Julián García Vargas. "El Gobierno trabaja en el horizonte de toda una legislatura y el PP con la premura de un acortamiento. Si el PP cambiara de actitud y, al menos, trabajara con la misma previsión todo sería más fácil", agregó Pérez Rubalcaba.Estas apreciaciones encierran la explicación gubernamental de trabajos y acuerdos fallidos durante los últimos meses. Siempre según esta versión, los populares no se han sentido motivados a cuerdos en materias institucioales por entender que en nada s favorece aparecer junto al Gobierno si las elecciones se celebran muy anticipadamente a cuando corresponden, es decir, en 1997.

Aun así, en el PP siguen trabajando con la hipótesis de que esta legislatura no llegará a su término y que todavía está por decidir si las elecciones generales se celebrarán en coincidencia con las municipales y autonómicas de la próxima primavera, o poco después, según sea el resultado.

Así como las relaciones con el PP no tienen visos de arreglo, el Gobierno deja un pequeño resquicio respecto a Izquierda Unida. Pero se responsabiliza al coordinador general de IU, Julio Anguita, de que el entendimiento no fructifique.

El presidente del Grupo Socialista, Joaquín Almunia, lo dijo ayer con claridad en Santander. "Si hubiera otra orientación en la dirección de IU sería fácil, además de necesario, llegar a acuerdos con IU en muchas materias de política nacional, pero Anguita ya: ha dicho que no quiere pactos con los socialistas".

El Gobierno empieza las vacaciones con la pretensión de transmitir a los ciudadanos que durante este curso político no todo ha sido desastroso para el país, aunque sí para los socialistas. "Este Gobierno tomó posesión en medio de la crisis más intensa y más profunda que había sufrido la economía española". Según Pérez Rubalcaba, hasta el opositor "más obstinado" al Gobierno debiera reconocer que se están aprovechando, con las medidas tomadas, los vientos de recuperación que soplan desde el resto de países europeos.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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