Villahormes: Los mexicanos
Llegó del cielo y creó el cielo en el hogar de todos, y le coronaron rey de los corazones..."En Virgen de la Peña, pueblo del camino, al borde de la carreteracha infecta, el quiosquero diríase pasmado; no le hemos parecido bien. ¿Una revista del corazón?: "No tengo". ¿Un periódico del día, de Madrid?: "No gasto". Por favor, ¿y de esos dos restaurantes que se aprecian ahí al lado, cuál le parece mejor? El quiosquero, mirando al suelo, farfulló: "No puedo decirle, porque depende de los gustos". ¡Adelante!: más carretera canallesca, digna de la derechona, de la izquierdona y de toda la porrusalda nacional que manda o quiere mandar y se cisca chuleando de AVE. En una casa de comidas de Cabezón de la Sal más bien abarrotada, la gente come y le da al pico; ni un alma atiende a los de la televisión y a su informativo del mediodía: palique, mucho palique sobre politiquerías, pero como si nada... Asturias, Llanes, Villahormes, Los mexicanos, parada y hostal . Villahormes es una aldea de veras del concejo de Llanes; el concejo de Llanes son 65 pueblos, y todos juntos censan 30.000 habitantes. Villahormes son unas 40 casas de antes, retocadas. Da gusto pasear por su media docena de calles lisas, casi amenazadas por las zarzas. Hay asturiano que no sabe ni pío de Villahormes. Y peca. Hasta aquí vino incluso el rey don Alfonso XIII a visitar a los marqueses de Argüelles. El marqués Federico Quirós era el amo humano y divino del pueblo. Y en el cementerio que lea a quien le pete el epitafio de su mausoleo:
"Después de Dios, la casa de Quirós". La casa dicha está muy tiesa en la vera del camino, de un kilómetro, que da en la playa de las Huelgas, una miniconcha de Donostia en oro bruto.
En Villahormes nos hemos regalado con Los mexicanos. Los mexicanos son cinco: José Francisco Gavito; sus hijas, Lorena, ya universitaria, Magali y Carla, y su mujer, Gabriela. José es símbolo de una historia de emigración que ya es leyenda en Villahormes. José nació en México porque su padre, Agustín Gavito, emígró en 1919 para salir de la necesidad, y casé con Consuelo, mexicana. José es ingeniero de Caminos y empresario. Todos los meses de agosto de cada año viaja a Villahormes, con su prole, "porque quiero que no olviden sus raíces humildes". En Villahormes viven en una casa que ya fue de su tatarabuelo. Todos los Gavito son de aquí y de otros pueblos a la redonda; en Llanes hay una avenida nombrada Egidio Gavito, pariente lejano de José. En Villahormes se festejan dos santos: santa Eulalia y san Antonio. Ahora están en pleno follón novenario porque mañana, domingo, es Santa Eulalia. Y el día 13 inmediato es San Antonio; la mitad del pueblo se recoge ante la santa, y la otra mitad venera a san Antonio; hoy, los ocho bancos de la ermita que preside san Antonio están repletos de mujeres que vuelven la cabeza cuando el forastero husmea desde la puerta. Los Gavito son de san Antonio, porque la abuela de José escondió la estatua del mismísimo santo en su casa cuando la guerra civil de 1936, y su padre le compró unas andas para sacarla en procesión al cabo del conflicto. Y todos los días de la fiesta, el señor Gavito padre venía de México para echar la casa por la ventana en una comida de amor a la tierra y al santo; y José, fiel a la tradición, está presente todos los san Antonio de cada año con sus hijas vestidas según la tradición de Villahormes. Invita a más de 100 personas, amigos mexicanos y españoles, que degustan fabana, bolona (empanada de harina de maíz), callos, mariscos, cordero, merluza, jamón, queso y vino blanco Albariño y tinto de Rioja.
José aun tiene una prima en Villahormes, Paca, que ordeña a diario sus tres vacas y comparte el orballo y el amor con su marido, Juan. Con Juan, en su cocina / sala de estar, y con José se discutió a fondo sobre lo cuantitativo del vecindario de Villahormes; el resultado fue mediocre; se calcula que viven aquí entre 40 y 80 vecinos y de 200 a 400 habitantes.
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