Arafat silencia a sus críticos
Crece la preocupación por las medidas contra la prensa en la Palestina autónoma
Como van las cosas en Palestina, Yasir Arafat podrá recurrir 'dentro de poco a una memorable, pero poco feliz frase de Anuar Sadat. El difunto presidente egipcio, de fendiéndose en una ocasión de unas críticas por su abierta su presión de la libertad de expresión, afirmó indignado: "Van ustedes a saber que mi prensa es libre...". Al parecer, la de Arafat también, considerando que ya no quedan periódicos de oposición. En la última semana han desaparecido un diario y un semanario como resultado de lo que numerosos periodistas palestinos, describen como una sórdida campaña de intimidación. Otras dos publicaciones están en vías de extinción.
Un mes depués de instalarse en Gaza, Arafat está librando una batalla contra la prensa con maniobras que se asemejan bastante a los métodos de los regímenes autocráticos árabes, tan familiares a Arafat durante su vida en el exilio. La derecha israelí, por supuesto, se frota las manos.
Las promesas de libertad todavía resonaban en los oídos de los palestinos hasta una noche de la semana pasada. Según varios periodistas del diario An Nahar, hombres encapuchados se presentaron en la redacción, en Jerusalén Este, y recitaron un funesto mensaje: "A partir de hoy este periódico ya no sale". Esa mañana, policías palestinos habían confiscado copias de An Nahar en los territorios autónomos de Gaza y Jericó. Sus distribuidores luego recibieron llamadas anónimas. Una voz les aconsejó "tener, por si acaso, extintores a mano".
Dos días después, el director del semanario Akbar Al Balad, Nasser Nashashibi, anunció el cierre indefinido de esa publicación. ¿Precaución o solidaridad? Ambas. Arafat, afirman numerosos intelectuales palestinos, se las trae. Y nadie desea toparse con los agentes de los servicios de inteligencia palestinos. "Es demasiado arriesgado", afirma un veterano periodista palestino que, como la mayoría de sus colegas, pide que su identidad se mantenga en secreto.
Rivalidad con Jordania
Oficialmente, el cierre de An Nahar tiene que ver con un problema técnico. Según el propio Arafat, el diario, fundado hace ocho años, no tiene ni ha solicitado permiso de circulación a la nueva Autoridad Nacional Palestina (ANP), el Gobierno autónomo, y por tanto es ilegal. La verdad, sin embargo, es más complicada: An Nahar es projordano (y lo admite) y se ha convertido en la primera víctima del nuevo ciclo de celo y rivalidad entre Arafat y el rey Hussein.
Las prerrogativas del monarca jordano sobre los santuarios islámicos de Jerusalén, reiteradas públicamente en las últimas semanas, han enfurecido al líder palestino, que se siente cada vez más desplazado del debate en tomo a la delicadísima cuestión de la ciudad santa. Para colmo, Hussein, cuya popularidad entre los palestinos de los territorios ocupados va en aumento, ya ha manifestado su intención de visitar Jerusalén tes que Arafat.
Al decretar el cierre An Nahar, Arafat no sólo ha liquidado sesenta empleos sino que ha dejado sin voz a quienes, como los islamistas y la izquierda, cuestionan su estilo y critican abiertamente su plan de paz con Israel, firmado en mayo. Su director, Osman Halak, hablaba ayer con prudencia. "Lo que ha ocurrido es sumamente peligroso para la libertad de expresión y va a asustar a todos, incluyendo al inversor palestino interesado en sumarse al proyecto de paz", dijo.
Otros intelectuales son más locuaces. Arafat, dicen, está creando un régimen policiaco; los periodistas están hoy en la mira, pero mañana lo estarán empresarios, políticos, estudiantes y profesionales. El hecho de que ya se hable de un retraso de las elecciones municipales en los territorios ocupados para fines de año, aseguran, no es casual.
La protesta del gremio periodístico ha sido fugaz. Y lo que es peor, ha pasado desapercibida. El único otro diario árabe de Jerusalén, Al Quds, que apoya a Arafat, ha decidido ignorar el cierre de An Nahar. Según un portavoz del grupo de 37 periodistas palestinos que emitió un documento de protesta hace cuatro días, Al Quds se ha negado incluso a publicar el documentó como anuncio pagado. Uno de ellos, el columnista Daud Kuttab, que escribía regularmente para Al Quds, fue informado hace dos días que sus comentarios ya no son bienvenidos. "El mensaje que Arafat está transmitiendo a la prensa palistina es claro: no os metáis con Arafat o tendréis líos".
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