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Cuarteles del amor

Polémica en Alemania con el plan de que los soldados reciban a sus novias

Las muy cinematográficas escenas de mujeres desconsoladas a las puertas de un acuartelamiento militar pueden desaparecer en Alemania. Su Ejército, tras años de desigual historia, de grandes conquistas y severas derrotas, vive ahora un simple y apasionado debate nacional que ha conmocionado sus estructuras de mando: ¿debe permitirse la entrada de las mujeres y novias de los soldados en los cuarteles con el fin de que puedan hacer el amor? La revolucionaria propuesta procede de la Unión del Ejército Alemán, una asociación que vela por sus afiliados.Algunos reputados expertos consideran que esta medida sería positiva para la moral de la tropa; otros, más tradicionales, auguran una progresiva y peligrosa laxitud en la disciplina, motor de todo Ejército competente. El diario Süddeutsche Zeitung, escéptico como nadie ante la iniciativa, tituló ayer con una gran dosis de humor: Lili Marlene ya puede entrar, en referencia a la celebre canción de Marlene Dietrich que narra la historia de una joven a la puerta de un cuartel.

Manfred Grozki, vicepresidente de la Unión del Ejército Alemán y autor de la audaz propuesta durante una entrevista radiofónica el fin de semana, argumenta que los soldados son "ciudadanos de uniforme, encargados de la defensa del país y a los que no se puede privar de ese derecho". Grozki considera positivo para el ánimo de los hombres el hecho de que puedan ejercitarse íntimamente en igualdad con los de otras profesiones civiles. Y añade: "A los jóvenes soldados que viven en un cuartel no se les puede impedir la visita de sus novias".

La idea genera, no obstante, algunos problemas técnicos. El principal, el lugar en el que los soldados puedan recibir a sus mujeres y novias sin temor a ser molestados por otros. En los cuarteles, la tropa duerme en camaretas con varias camas. Otro, el horario, pues según las ordenanzas aprobadas el 22 de diciembre de 1993, a las once de la noche los acuartelamientos deberán estar en silencio y con la luz apagada. Grozki tiene la solución para todo: "La gente joven sabrá cómo arreglárselas".

En la actualidad, las novias de los soldados sólo pueden entrar en las zonas comunes, es decir, biblioteca y bar. El militar está autorizado a enseñar, sólo enseñar, el lugar donde duerme.

El experto del Partido Socialdemócrata, en asuntos de defensa, Walter KoIbob, se ha mostrado totalmente partidario de la propuesta pues ayudaría, a su juicio, a suprimir muchos prejuicios existentes sobre el Ejército y reforzaría el carácter obligatorio del servicio militar.

El jefe de la 41ª Brigada en Eggesin, en la antigua RDA, el coronel Werner Widder, no apoya el cambio de reglamento. Con el actual, dice, un comandante puede autorizar una visita femenina hasta las tres de la mañana, aunque reconoce que este tipo de excepciones es muy raro. Sin embargo, cree que la polémica es artificial: "Cuando los soldados desean intimar, seguro que no lo hacen en el cuartel". Y es que, asegura Widder, éstos no son el lugar más romántico del mundo.

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