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Reportaje:

El quinto o la quinta

Cruyff arma un Barça equilibrado para combatir el espectáculo acuñado por Valdano en el Madrid

Ramon Besa

El Barça arranca hoy en el Miniestadi con la credencial de Johan Cruyff como salvaguardia. Nunca el equipo había estado tan en manos del técnico. Ha sido Cruyff quien no ha querido renovar a Laudrup y ha echado a Zubizarreta. Es Cruyff quien deberá resolver la indisciplina de Romario. Fue Cruyff quien pidió a Hagi antes que a Prosinecki. Y los nombres de Eusebio, Begiristain y Goikoetxea como piezas de cambio salieron de boca de Cruyff.Hasta el Madrid ha engordado algún kilo gracias a Cruyff. No sólo por el traspaso de Laudrup, sino porque Cruyff siempre avaló a Valdano, y Valdano es hoy el arquitecto de grupo que aspira a redimir a una quinta del Buitre cuestionada por su aburguesamiento. Los analistas siempre han dicho que lo único que le ha faltado a la quinta ha sido un buen entrenador. Debe de recelar Cruyff de ese nuevo equipo porque, si no, no habría fichado a un ex madridista como Hagi.

El reto de Cruyff no es fácil. Las secuelas de la Copa del Mundo y la reestructuración del plantel profesional han dejado un vestuario indefinido en puntos como el de la gobernabilidad. El socio se pregunta quién plantará cara al entrenador en el camerino cuando flagele al equipo si ya no es Laudrup, Zubizarreta y Salinas, y el aficionado -siempre más solemne que el hincha- no adivina el perfil de un futbolista capaz de hacer babear como el danés. Hoy aparece un Barça más humano que divino.

Más allá de un cambio de pareja (Laudrup-Hagi), parece que lo intangible hubiera pasado a ser propiedad del Madrid. El espectáculo, palabra de amplia resonancia en el Camp Nou, es un término que este curso obsesiona en el Bernabéu. El Madrid presume del toque celestial de Laudrup, la clase de Redondo, la felinidad de Cañizares, la recuperación de Alfonso.

El Barça, mientras, maneja futbolistas de corte más polivalente. Sánchez Jara y Geli son dos jugadores recurso. Abelardo aparece como un zaguero solvente en un grupo de naturaleza ofensiva. Lopetegui no tiene ni siquiera la seguridad de que dejará a Busquets en el banquillo. Escaich aparece como el recambio de un ariete (Salinas) que sólo jugaba cuando nada funcionaba. Y queda Hagi.

El valedor del rumano es Cruyff, y punto. Puede que el técnico se haya equivocado al fichar a algún extranjero (Romerito, Aloisio, Witschge), pero hoy dispone de tres de los cuatro mejores jugadores del Mundial, (Romario, Stoichkov y Hagi), y dos de ellos son obra suya. Hagi, mientras, se muere de ganas por jugar en el equipo de Cruyff. El historial del técnico no admite dudas: cuatro Ligas consecutivas, una Copa de Europa, una Recopa, una Copa, una Supercopa de Europa y tres de España. Cruyff, de momento, no ha dicho cómo piensa intentar ganar el quinto título ante la nueva alternativa de la quinta madridista. Ha sido su ayudante, Carles Rexach, quien ha dado alguna pista: "Este Barca es mejor que el del año pasado". Cuenta Charly que Hagi le recuerda a Puskas, que es un zurdo ideal para jugar por detrás de Romario, y elogia a Abelardo, porque la defensa encontrará otra salida natural del balón por el ombligo área y un especialista del juego aéreo y del remate duro.

Hagi, y Abelardo no cubren todas las expectativas. El vacío dejado por Zubizarreta como portero y capitán; el efecto Laudrup, santo y seña del fútbol de etiqueta; la fatiga acumulada por los internacionales, y la indisciplina de Romario, que pide 15 días más de vacaciones son los asuntos a resolver un Cruyff que ha cuestionado la continuidad de Goikoetxea, Eusebio y Begiristain y que el año pasado descalificó al plantel por su acomodamiento.

El vestuario queda en manos de Bakero y Koeman, dos futbolistas decisivos dentro y fuera del campo, que acaban contrato esta temporada. El grupo comenzará ahora el traspaso de poderes, y jugadores como Guardiola, Amor o Ferrer deberán tomar las riendas. La transición, en un colectivo que ha perdido personas solidarias en beneficio de futbolistas de carácter individualista como Romario y Stoichkov, se presenta complicada.

El brasileño ya ha anunciado: "No me importa que se haya marchado Laudrup, porque casi no jugamos juntos". Y Koeman advierte: "Hagi es más individualista que Laudrup, pero puede llegar a ser más decisivo".

Laudrup, consciente de que el corazón del equipo azulgrana lo integraban los españoles y que la diferencia la marcaban los extranjeros, decidió irse al Madrid cuando se dio cuenta de que no jugaba los partidos decisivos. El danés es hoy el exponente del fútbol que quiere exhibir el Madrid. Un juego limpio, elegante, espectacular, de línea más elaborada que el de Cruyff. Valdano aparece como mejor estratega que el holandés. Es un técnico que trabaja conceptos, mientras que Cruyff es un filósofo que predica con su ejemplo.

La presentación madridista ante el Basilea, el primer rival serio, resultó alentadora, en palabras de Valdano. Al grupo, comandado por Redondo, un mediocentro organizador que intimida por su físico, zancada y clarividencia, se le ve calidad, poder ofensivo y ansiedad por triunfar de nuevo. Los críticos adivinan, en cualquier caso, una vía de agua: ¿cómo se recupera la pelota? Valdano responde, "Dependemos del orden". Cruyff, en cambio, diría "¿Cómo me va a preocupar el robo de balón si siempre lo vamos a tener nosotros?".

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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