LOS NARANJOS DE MARIANO RUBIO

Mariano Rubio busca paz y tranquilidad entre miles de naranjos. ¡Cuánta acidez tiene la vida! El señor y la señora Rubio pasan las vacaciones en el mismo destino veraniego del año pasado, pero con otra cara por tanta borrasca judicial. Descansan en un rincón enorme de Mallorca -quizás un lugar próximo al paraíso- donde reina el silencio y de madrugada sopla la brisa: Es Canyar. La dueña de esta gran mansión, Cristina, la ha reconstruido detalle a detalle durante tres años. Exhibe esta fortaleza inexpugnable el estilo italianizante de los casales señoriales de verano. La residencia del ex gobernador del Banco de España está colgada en el corazón de un valle recóndito sobre la bahía de Palma, en el municipio de Establiments. Existe un solo acceso por un camino agrícola flanqueado de árboles gigantes. Dos enormes eucaliptos reciben a los visitantes a la entrada de la mansión. Una pareja de policía vigila estos accesos. Las habitaciones están rodeadas de estanques en cascada con nenúfares y peces y miles de naranjos. Toneladas de piedras de río componen el pavimento de los patios. En las paredes del inmueble cuelgan obras de Gakober, Canet, Carbonero, Rojas... entre otros artistas insulares. Una palmera metálica preside la terraza que mira a Levante. Allí Rubio y Posadas quedan prendados en los atardeceres desde la logia con arcos del primer piso. Cerca de este punto, un beso de la pareja quedó inmortalizado el pasado año por los fotógrafos apostados a medio kilómetro.-