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Casta, Susana y Don Hilarión abren las fiestas del barrio de Lavapiés

Lavapiés ya está en fiestas. El corazón castizo de Madrid dio ayer el pistoletazo de salida a las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y la Virgen de la Paloma, que se prolongarán hasta el 15 de agosto. El primer acto de los festejos consistió en la elección de los personajes zarzueleros más representativos del barrio: la Casta, la Susana; Julián, Don Hilarión y la Maja. Los bailes y las partidas de mus ya han llegado al barrio.

Un centenar escaso de personas se acercó a la Corrala de la calle del Mesón de Paredes para presenciar la pugna por tan honoríficos títulos. Sillas, mesas y gradas ofrecían un aspecto desangelado, y la escasa presencia juvenil entre los asistentes daba a la reunión un aire casi de club de pensionistas. Eso sí, algunos se tomaron muy en serio el acto y acudieron vestidos de chulapos y chulapas, reivindicando el genuino atavío madrileño. Ellos, con gesto adusto y más chulos que un ocho; ellas, luciendo pañolón y sonrisas de anuncio.Un organillo sonando por megafonía daba la bienvenida al lugar. El sonido grabado dejó paso luego a la actuación de una charanga compuesta de cinco músicos y animador, que amenizó el acto con un chotis que bailaron tres parejas en el escenario. La nota exótica entre la parroquia la ponía una familia de turistas alemanes, que miraba aburrida, con caras de no entender nada.

La muchachada quizás debía de tener otras cosas qué hacer, porque por la corrala se dejaron caer pocos veinteñaeros.

La presentación de la competición por los títulos corrió a cargo de un maestro de ceremonias que amenizó el desfile de concursantes con un rosario de piropos y requiebros dirigidos a las jóvenes candidatas, a veces oscilantes entre la galantería y el machismo.

Tres concursantes optaban a ser Julián, cuatro a Susana, dos a Casta, cuatro a Maja y dos a Don Hilarión. Todos ellos subieron al escenario a lucir el palmito y convencer al respetable de lo logrado de su personaje. Pero a quien debían convencer, en última instancia, era al jurado. Éste, presidido por la concejal de Centro, María Antonia Suárez estaba compuesto por integrantes de la junta municipal.

El veredicto no acabó de contentar a todo el mundo. Pitos y abucheos saludaron la elección de Mari Cruz Cobo como Maja de Lavapiés, ya que buena parte del público se inclinaba por la más espectacular Victoria Eugenia García. Ésta había cautivado al respetable gracias a unos andares más propios de un desfile de misses que de un personaje tan castizo como para el que esperaba ser elegida. Sin embargo, y pese a algún otro grito de "tongo, tongo", la sangre no llegó al río.

El resto de los designados fueron Roberto Conesa como Julián, Aurora Velasco como Susana, Susana Moranchel como Casta y Alfredo Cobo como el venerable Don Hilarión. Tan convincente fue la recreación que de su personaje hizo el último galardonado que uno de los presentes exclamó: "¡Ése no es que imite, es que ya no puede con su alma!".

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