El 'cerebro' militar de Serra
En marzo de 1986, cuando los socialistas llevaban ya tres años en el poder, en el Ejército aún había ruido de sables y en los cuarteles circulaban panfletos golpistas. La intentona de Antonio Tejera cinco años antes había quedado zanjada, pero persistían actitudes involucionistas entre los mandos que añoraban el régimen de Franco. La situación era tan delicada que Narcís Serra, entonces titular de Defensa, no dudó en rodearse de generales de la máxima fidelidad aun saltándose el escalafón. Al ministro le preocupaba especialmente la VII Región Militar, Valladolid, que se había distinguido por el talante antidemocrático de que hacían ostentación algunos de sus cuadros. Serra apostó por su jefe de gabinete técnico, Francisco Veguillas, considerado en medios políticos como un demócrata dialogante y abierto. "La mayor eficacia
no se consigue dando voces", llegó a decir él mismo en su torna de posesión.
Veguíllas, nacido en Alcalá de Henares (Madrid) en septiembre de 1925, llegó a Valladolid con los galones de teniente general desplazando al general Fernando Yrayzoz Castejón, quien, al ver frustrado su ascenso, pidió su pase a la reserva. Frente a esta actitud, el fiel colaborador de Serra declaraba su "inquebrantable adhesión y lealtad" al ministro, al Gobierno y al Rey.
En enero de 1987, Serra volvía a fijarse en Veguillas para otra misión especial: dirigir la política de defensa arrebatándole esta estratégica dirección general al aparato militar, el Estado Mayor de la Defensa. Desde entonces, el ministro y el teniente general resolverían personalmente y sin injerencias los grandes asuntos, como las difíciles negociaciones sobre el futuro de las bases de EE.UU en España y la OTAN.. Pero el nuevo cargo estaba marcado por la fatalidad. El teniente general Veguillas es el segundo director general de Política de Defensa asesinado por ÉTA. En 1985 la banda se cobró la vida del vicealmirante Fausto Escrigas Estrada, de 59 años. Ambos fueron asesinados un 29 de julio, con nueve años de diferencia. Escrigas, ametrallado en la calle Dulcinea, era también un directo colaborador, de Serra. El ministro no disimuló el día del atentado que había recibido un "mazazo personal".
El de ayer no fue menor. A Serra se le veía apesadumbrado sentado en la butaca de la Casa de Huéspedes de Pekín, informa Ignacio Cembrero. "Estoy personalmente muy afectado". Acababa de hablar por teléfono con la viuda, "No sólo he perdido un colaborador eficiente", se lamentaba, "sino que he perdido un amigo". Serra se deshizo en elogios. "España ha perdido un gran teniente general que ha rendido servicios importantes en los 12 últimos años. Era un militar preparado, inteligente, conocedor
alidad de los ejércitos "El gabinete que creó sido una pieza esencial la reforma de las fuerzas armadas desde 198Y. Pese a todo, Serra quiso dejar claro un mensaje: "La política antiterrorista del Gobierno ni ha cambiado ni va a cambiar".
El teniente general Veguillas había acompañado al entonces ministro en todos sus desplazamientos y visitas oficiales al extranjero. Su talante abierto le llevó a participar con Serra en complejas negociaciones con EE UU, Túnez, Italia, la OTAN, Portugal y la URSS. Estaba muy involucrado en las misiones de paz de la ONU en las que ha participado España. El jefe de la misión española en Naciones Unidas, José Antonio Yáñez, recibió ayer la condolencia de los demás miembros del Consejo de Seguridad, que destacaron que Veguillas era "un soldado de la paz", informa Juan Cavestany desde Nueva York. Veguillas, casado, diplomado en Estado Mayor, geodesia y defensa antinuclear, pertenecía al arma de Ingenieros y era especialista en guerras químicas. Ingresó en el Ejército el 1 de marzo de 1942. Ayer el Gobierno le concedió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar.
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