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Entrevista:RELIGIÓN Y PODER EN RUSIA

"Vamos a ser como la Iglesia católica en España"

Para que Juan Pablo II pueda reunirse en Moscú con el patriarca Alexi II, jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, en un encuentro histórico de aproximación entre los cristianos de Occidente y Oriente, deben cumplirse algunas condiciones, según expone el patriarca de Moscú y de Rusia, Alexi II en respuesta a un cuestionario de EL PAÍS elaborado por Sebastián Serrano. De 65 años, Alexi II nació y se educó en Tallin (Estonia) en una familia ortodoxa y aristocrática, y luego en Leningrado (hoy San Petersburgo). Fue elegido patriarca a la muerte de Pimen, en 1990.Pregunta. El auge de la espiritualidad que ha seguido a la caída del comunismo en la antigua URSS- se manifiesta a veces en forma de supersticiones y esoterismo. ¿Qué opina usted al respecto?

Respuesta. Cuando se destruyó el monolitismo ideológico, en la sociedad surgió un vacío espiritual. La Iglesia, debilitada por decenas de años de persecución, con escasez de sacerdotes y de medios, aspira hoy a responder en la debida forma a las demandas del espíritu humano. Un proverbio ruso dice que "el lugar sagrado no puede permanecer vacío". El espacio sagrado perteneciente a Dios en las almas de mucha gente se llenaba antes con doctrinas políticas convertidas en verdades superiores, con doctrinas religioso-filosóficas sincréticas, con cultos esotéricos, con ocultismo, magia e incluso con satanismo... Despiertan recelos las actitudes de muchos misioneros extranjeros, que para captar almas a veces reparten regalos, asustan a la gente, influyen sobre los burócratas estatales y usan otros medios moralmente dudosos. Pero nos alegra que nuestros compatriotas les escuchan cada vez menos y se apasionan cada vez menos con las pseudoreligiones. Creo que nuestra Iglesia ayudará a muchos de ellos a obtener la plenitud de la vida en Cristo.

P. ¿Cómo reacciona usted ante el aumento de la desigualdad y de la pobreza causado por la reforma?

R. Por primera vez en las últimas décadas, nuestra sociedad, ya postsoviética, ha chocado con una considerable desigualdad en el nivel de vida de, sus ciudadanos. Es lógico que ello cree grandes tensiones. Esto es un desafío para los políticos y para la Iglesia, que trata de ayudar a la gente con actividades benéficas y dirigiéndose a las almas de comerciantes y financieros para que no permitan que los cambios económicos destruyan a nuestros hermanos y hermanas.

P. Algunos consideran que las formas colectivas de propiedad corresponden a la tradición rusa y que el individualismo capitalista le es ajeno. ¿Comparte esa opinión?

R. En Rusia, donde la moral religiosa determinó durante siglos todos los aspectos de la vida y donde históricamente se crearon distintas formas de economía, siempre se creyó que el trabajo no podía ser inspirado sólo por motivos egoístas. El filósofo religioso Nikolái Berdiáiev escribía que en la vida económica actúan dos principios opuestos. Uno dice: Sigue tu propio interés, y así contribuirás al desarrollo común. El otro es: Sirve a los demás, a la sociedad, a lo general, y así recibirás todo lo que necesitas para tu propia vida. Según Berdiáiev, el segundo el que más corresponde al cristianismo, aunque no se le puede imponer a la persona, sino que debe ser consecuencia de su reeducación espiritual. Tanto yo como muchos de mis compatriotas estamos de acuerdo con el filósofo en eso. Todos los tipos de actividad económica deben desarrollarse libremente, sin intentos de someter artificialmente la vida económica a las doctrinas políticas. Pero la economía tampoco puede ignorar el sentimiento moral, convertirse en una carrera por el enriquecimiento individual a cualquier precio, intentando construir murallas entre los participantes del proceso económico.

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P. Con la perspectiva que da el tiempo que nos separa de los dolorosos acontecimientos del 3 y 4 de octubre de 1993 [asalto al Parlamento], que usted trató de evitar con su mediación, ¿qué importancia le da a esos hechos?

R. Esos acontecimientos del pasado mes de octubre constituyeron una tragedia que ya ha influido dramáticamente sobre la vida social. El fratricidio quedará por mucho tiempo en la memoria de todos e introducirá una disonancia en las relaciones humanas. Durante ese conflicto la Iglesia se dirigió al pueblo así: "Somos castigados por nuestros pecados, porque rechazamos los caminos pacíficos y hemos elegido el de la hostilidad". Para no aumentar el castigo de Dios, habría que arrepentirse del pecado cometido y no repetir las actitudes que ya una vez llevaron al derramamiento de sangre. Hoy son muchos los que en Rusia hablan de acuerdo civil. Yo me sumo a estas voces: necesitamos vitalmente ese acuerdo. Y si nuestros dirigentes siguen por el camino de paz y del acuerdo y empiezan a resolver los problemas que afronta el país por medios altamente morales, la tragedia de octubre pasará a la historia sólo como recuerdo de lo que nunca debe repetirse.

P. ¿Aspira la Iglesia ortodoxa a recuperar su patrimonio histórico? ¿Se recuperarán pronto para el culto las iglesias de Kremlin? ¿Se reconstruirá la catedral del Cristo Redentor en Moscú?

P. La Iglesia ortodoxa Rusa está restableciendo activamente su patrimonio histórico tanto en la arquitectura y el arte, como en la ciencia, la literatura espiritual y enseñanza religiosa. Hay más de 1.000 iglesias y unos 200 monasterios en reparación, o reconstrucción. La esperanza de reconstruir algún día, la. catedral del Cristo Redentor ya es real, pues las obras empezarán pronto. Las iglesias del Kremlin de Moscú, e incluso la catedral patriarcal de la Asunción hoy se usan para el culto y siguen siendo admirados como monumentos de la arquitectura rusa y parte del patrimonio nacional.

P. ¿Aspira la Iglesia ortodoxa a recuperar la influencia sobre el poder que tuvo en otros momentos de la historia?

R. La influencia de la Iglesia ortodoxa rusa sobre la vida social, incluso sobre los poderes, debe ser fundamentalmente moral. El problema reside en si el poder está dispuesto a verificar sus acciones con las leyes de la moral cristiana o, por lo menos, de la moral universal. La Iglesia apoya los esfuerzos de los poderes dirigidos al bienestar espiritual y material de toda la sociedad. Pero siempre advertirá al poder de los hechos que están en contra de la ley cristiana, de la ley de la conciencia. El clero no trata de dar recetas y recomendaciones políticas, ni de dividir la sociedad en suyos y ajenos. Pero la Iglesia, tanto a través de la palabra de sus pastores, como a través de la labor del lego en todas las esferas de la vida del país, contribuirá a la formación de Rusia como Estado, en el que los principios morales se establezcan tanto en política interior como en las relaciones con el mundo circundante.

P. ¿Cómo valora la expansión del islamismo en algunas áreas de la Federación Rusa?

R. Como se sabe, el islamismo se expandió hace más de mil anos por los territorios que hoy forman la Federación Rusa. Los musulmanes rusos invitaron a los representantes de la Iglesia ortodoxa rusa en 1989 cuando se celebró en la antigua URSS el aniversario de 1.100 años de la conversión al islamismo de los pueblos de los Urales y del Volga. Nuestra iglesia tiene relaciones permanentes y coopera en el plano social y creativo con los musulmanes de nuestro país. Eso prueba que entre los fieles de distintas religiones se crearon relaciones de respeto mutuo, basadas en el interés común de conservar y consolidar la paz, y en el logro de un nivel de vida humana digno para todos sus ciudadanos.

P. ¿Cree que la Iglesia católica actúa en Rusia como una competidora?

R. El Concilio Vaticano II introdujo la noción de iglesia-hermana en relación a las iglesias ortodoxas regionales. Nuestras iglesias acogieron favorablemente esta resolución y esta noción básica determina en gran medida las relaciones que mantenemos en la actualidad. Creo que no se puede hablar de rivalidad. Se trata más bien de una colaboración para restablecer la espiritualidad en la sociedad rusa, que históricamente se desarrolló como eminentemente ortodoxa, con cierta presencia de fieles católicos y protestantes. Al mismo tiempo, en este país tradicionalmente ortodoxo y con una historia milenaria, la Iglesia ortodoxa de Rusia ocupaba y va a ocupar la misma posición que la Iglesia católica de Roma en los países tradicionalmente católicos como España, Italia y Polonia.

P. ¿Qué ha de suceder para que el papa Juan Pablo II pueda reunirse con usted en Moscú?

R. Las visitas de este nivel marcan el fin de un período o el comienzo de otro en las relaciones entre las iglesias y, o bien de ben abrir una nueva página brillante en estas relaciones o bien dar vuelta a una página triste. Es indudable que en primer lugar habría que cerrar la página de aquellas relaciones difíciles que últimamente se formaron entre nuestras iglesias y darles una nueva perspectiva, parecida a la de los años sesenta y setenta, cuando nuestras relaciones se desarrollaban con éxito. Hoy, esperamos que la iglesia católica responda a esta pregunta: ¿Están las actividades actuales de los católicos en el territorio de la antigua URSS en consonancia con las necesidades reales de la actividad pastoral, y cómo se corresponden estas actividades con las declaraciones ecuménicas de la Roma oficial?. El último encuentro en Ginebra entre las delegaciones de la Iglesia católica y de la Iglesia ortodoxa rusa mostró que nuestros hermanos católicos van bien encaminados hacia la respuesta, que no se ha perdido del todo el hilo de nuestras relaciones y que el deseo de diálogo es mutuo, por que sólo a través de éste se puede llegar a curar los problemas existentes. Y los instrumentos para desarrollar con éxito este diálogo deben ser las resoluciones del encuentro bilateral en Ginebra del 2-3 de marzo y el documento general católico-ortodoxo elaborado en junio de 1993 en Balamanda (Líbano).

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