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Tráfico se atasca

Madrid tiene cinco millones de habitantes, dos millones de conductores y un único lugar donde hacer los papeleos preceptivos para que coches y chóferes estén en regla. Estos días de vacaciones no hay atasco sólo en las carreteras de la región. También lo hay donde se gobiernan: la Dirección Provincial de Tráfico. En su sede, en la calle de Arturo Soria, la cola de público suele salir hasta la acera. Los responsables culpan del colapso al interdicto judicial que pesa, desde hace más de dos años, sobre el edificio concebido para descongestionar la oficina, en la calle de Chile."No hay derecho", "increíble", "una vergüenza". Hacer trámites en la Dirección Provincial de Tráfico permite pasear por el diccionario sin moverse y con especial atención a las páginas de quejas e insultos.

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El ciudadano que sortea las ofertas callejeras de reconocimientos médicos se estrella, a la entrada, con la primera de las colas: la de información. Si llega temprano (la sede se abre a las 11.30 gracias a un acuerdo con los sindicatos) tendrá derecho a esperar a la sombra. Aunque no todas las gestiones obligan a hacer cola aquí, el desconocimiento hace que algunos exentos se aperciban de ello gracias a un cartel que es legible cuando ya les va a tocar el turno.

A medida que las horas pasan, la fila se enrosca bajo el sol y hasta los epítetos se broncean. "Hacemos las mejoras que podemos. Ya hemos puesto un templete para que la gente no se moje", explica un portavoz de la Dirección General de Tráfico (DGT).

La mojadura no viene de la lluvia, sino del sudor. Una vez informado y con el impreso pertinente, el ciudadano tiene que subir a caja, donde le espera una nueva cola para pagar la tasa de la gestión requerida. Con el sello de pagado sobre su papel, sólo le queda dirigirse a la ventanilla correspondiente.

Pero la ventanilla suele quedar muy lejos, justo al final de una nueva cola que se retuerce por la sala. Se toma la vez, se lee el periódico, se charla, se despotrica, se intenta aprovechar el abanico ajeno. La espera en estas fechas es mayor de lo normal. Renovar el carné de conducir requería la semana pasada algo más de dos horas.

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El jefe provincial de Tráfico, José María López-Barajas, calcula que cada día pasan por Arturo Soria entre 1.600 y 1.800 ciudadanos necesitados de trámites. "Tienen que esperar'' es cierto, pero se llevan la gestión hecha. Aquí nunca decimos vuelva usted mañana".

López-Barajas señala que julio es el mes con más trabajo. Una de las razones es que en agosto no se realizan exámenes de conducir; de ahí que cada día del presente mes se realicen más de 1.000 pruebas diarias de circulación.

"No hace falta pasar calores, buena parte de los trámites se pueden hacer por correo", señala el portavoz de la DGT. Sin embargo, los ciudadanos prefieren acercarse en persona. "Cada vez vienen más particulares", reconoce el jefe provincial. Las gestorías esperan por uno, pero cobran por ello.

En verano, más trabajo y menos plantilla. De los 353 empleados que trabajan en las pistas de examen o en las oficinas, hay ya una parte de vacaciones.

Tanto en la dirección general como en la provincial son conscientes de la necesidad de ampliar y descentralizar las instalaciones de Arturo Soria, 143. Planes había para ello, pero la falta de presupuesto y los problemas judiciales han abortado esos intentos.

La primera iniciativa fue construir otra sede, en la calle de Chile (Chamartín). Pero la obra está detenida desde enero de 1992 por un interdicto judicial.

Tráfico parece dispuesto a esperar hasta que se solvente el problema judicial: o Chile, o colas. "También se habló de abrir oficinas en otros sitios del centro, pero parece que de momento no hay presupuesto", señala el jefe provincial. Tampoco está previsto instalar otras sedes fuera de la capital.

Mientras tanto, López-Barajas busca fórmulas para aliviar la situación. "Cuando pase el verano instalaremos un sistema de espera inteligente". No es que la de ahora sea tonta, pero sí es a pie firme. Con la innovación, "a cada ciudadano se le dará un número y podrá esperar sentado".

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