Brasil vence mostrando al mundo su garra, su clase y su categoría
Esta tarde, cuan do Carlos Alberto Torres irguió hacia el suelo la Copa Jules Rimet,, 700 millones de personas en 50 países comprobaron la suprema cía definitiva del fútbol-arte técnica-poesía: Brasil acababa de consagrarse tricampeón del mundo. . Cuarenta años después de, ser instituida, la Copa Jules Rimet quedaría en forma definitiva en manos de aquellos que lucharon durante los 90 minutos de un partido dramático y lleno de emociones. Brasil de rribó inclusive un tabú en materia de campeonatos mundiales: hizo el primer gol de la final y acabó consagrándose campeón.Durante esta final exclusivamente. latina reinaba un clima de fiesta en Río de Janeiro, .en Roma, en Ciudad de México. Media hora antes del partido, los últimos coches que corrían por las calles de Río de Janeiro hacían planear sus banderas, mientras que en Ciudad de México, el estadio, totalmente tomado por la hinchada brasileña, era todo color. En las tres capitales reinaba la misma euforia, el mismo barullo, el mismo temor por el re sultado final. Tras la ejecución de los himnos nacionales de ambos países, Pelé dio una vuelta completa alrededor de la cancha corriendo velozmente.
Durante los primeros minutos de juego prevaleció la cautela. Nadie se arriesgaba a avanzar por los lados, dejando abandonado el medio campo. Después, los jugadores se fue ron tranquilizando. La primera situación de peligro corrió por cuenta de Carlos Alberto, quien cruzó el balón sobre el área. obligando al portero Albertosi a ceder un tiro de esquina.
El estadio azteca vibró por primera vez a los 17 minutos. Pelé saltó más alto que toda la defensa italiana y venció a Albertosi. Bien pronto, la respuesta de Italia reprimió la alegría brasileña: Boninsegna aprovechó un fallo de Clodoaldo para disparar sobre el marco vacío. Era todavía el primer tiempo.
La selección brasileña devolvió la alegría a su hinchada a los 22 minutos del segundo tiempo, cuando Jair recibió un pase de Everaldo por la media izquierda, derivó el balón hacia el centro y se lo dejó a Gerson, quien eludió a dos italianos y desempató el partido con un disparo fuerte y cruzado.
Jairzinho, el artillero de Brasil, consolidó la victoria a los 26 minutos del segundo tiempo, al- recibir en medio del campo un pase sensacional de Pelé, de cabeza. A los 41 minutos, Carlos Alberto completó la, goleada brasileña, cuando Jairzinho recibió el balón en la punta izquierda y se lo entregó a Pelé, quien lo dejó quieto sobre el muslo, esperó al adversario y abrió a la derecha para el zaguero. Un disparo violento, cruzado fulminó las esperanzas de los italianos. Brasil se había vengado de 1938.
El juez Rudi Glockner permitió jugadas violentas y desleales, como una entrada de Domenghini sobre- Pelé, sin el balón, al comienzo del segundo tiempo. No obstante, el arbitraje no influyó en el resultado del partido debido a la superioridad de los brasileños
Jornal do Brasil,
21 de junio de 1970
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