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MUNDIAL 94

El eterno dilema Sacchi-Baggio

Santiago Segurola

Hay varios aspectos de la selección italiana que recuerdan al equipo que ganó el Mundial 82. Son cuestiones que tienen que ver más con el alma que con la forma. La teórica de Sacchi no ha impedido que su equipo haya tenido que agarrarse a los valores tradicionales italianos para meterse por un hueco en cada Partido. Italia ha llegado a la final con dificultades en todos sus encuentros. Sólo frente a Bulgaria tuvo la pinta de equipo superior en todos los apartados del juego, pero bien mirado el juego tuvo consistencia y clase durante veinte minutos.

Italia sufre, y desde ahí se ha armado. Baggio dice que su karma es el sufrimiento. Sus palabras valen para todo el equipo. La agonía comenzó frente a Irlanda en el primer partido del Mundial. Sacchi puso en el campo a la defensa del Milan -Tassotti, Costacurta, Baresi y Maldini- y presentó el primero de sus experimentos con la delantera. Baggio y Signori, la delantera ligera. Italia perdió el encuentro y la confianza. Por el camino cayeron Bares¡ y Evani, lesionados de consideración.

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Si, pero...

El partido con Noruega alcanzó un nivel extraordinario de dramatismo. El portero Pagliuca fue expulsado en el minuto 20. Sacchi decidió cambiar a Baggio. El riesgo de la decisión estaba en el resultado: una derrota dejaba a Italia fuera del Mundial. Sacchi dijo que a su equipo le salvó el orden. Quizá fue cierto, pero el indulto final vino en un cabezado del otro Baggio, un jugador que ha resultado tan relevante como el famoso Robertino.

Con México, más de lo mismo. El empate clasificó a los italianos, pero el panorama era preocupante. Se habían levantado fuegos, por todos los lados. Sacchi era cuestionado y Baggio también. No había marcado ningún gol. Era el equipo del 82, puesto a los pies de los caballos en la primera fase.

La victoria ante Nigeria en octavos de final puede inscribirse dentro del realismo mágico. Italia estaba eliminada a un minuto del final.

La victoria con España tuvo la misma carga teatral. Baggio, el último minuto, la victoria. Y un personaje cuestionado: Sacchi. De alguna forma, el triunfo de Baggio es como una derrota de Sacchi. Desde Italia se le acusa de uniformar al equipo, de achatar a sus jugadores, de impedir la libre interpretación, de Baggio, de utilizar a 73 jugadores desde su nominación como seleccionador. Sacchi se defiende y dice que sin el sistema Italia hubiera caído antes.

En pleno debate sobre el juego del equipo y la figura de Sacchi, Italia ha pasado a la final. Se ha enhuesado a partir del sufrimiento, de la agonía para ganar lo que parecía imposible. Es una manera muy italiana de andar por el fútbol. En España funcionó y es posible que en Estados Unidos también.

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