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TOUR 94

Los 'sprinters' subieron con desarrollo de cicloturista

J. M. La etapa de ayer era maldita para los sprinters. Ellos, acostumbrados a lanzarse a 70 por hora, son incapaces de ir a más de 20 por una cuesta. Ante un puerto lo pasan mal, pero cuando son cuatro, como ayer, sienten que se les abren las puertas del infierno. Edo, el sprinter del Kelme, se lo tomó con calma y por la mañana pidió que le montaran un piñon del 24, como hicieron otros muchos.

"He montado no un 23, con el que subí Hautacam, sino pedí a los mecánicos que me metieran un diente más y se echaron a reir diciendo que eso es de cieloturistas, pero éstos no llevan 13 etapas andando tan deprisa como nosotros", comenta Edo. Además, con siete puertos por delante me daba igual llegar a 20 minutos que a 23. Yo lo que quiero es pasar la montaña lo más cómodamente posible para en las siguientes etapas de llano intentar algo". Los sprinters, en estas etapas, se agrupan en, tomo al más veterano -Edo buscó la compañía de Bontempi-, que suele ajustar con precisión el ritmo al margen de que disponen los corredores para llegar a la meta con el control abierto, que generalmente no suele rebasar la media hora. El ir regulando la marcha no les exime de sufrir en las grandes rampas, según confiesa Edo: "No tenemos esa facilidad con la que suben los escaladores, e igual que éstos lo pasaron muy mal cuando se fue muy rápido en el pelotón o hizo aire, ahora nos ha tocado a nosotros sufrir".

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