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La incompetencia del Estado y de los directivos, causas de la crisis del Crédit Lyonnais

Enric González

La comisión investigadora de la Asamblea Nacional francesa presentó ayer su informe sobre Crédit Lyonnais, el gran banco público en crisis. Los parlamentarios no detectaron actuaciones fraudulentas en el banco. Según ellos, las pérdidas de la entidad (43.000 millones de pesetas en 1992, 165.000 millones en 1993) se amontonaron por simple incompetencia. La actuación del Estado como accionista "se acercó a la nulidad", y el ex presidente director general, Jean-Yves Haberer, impuso al banco "una auténtica bulimia de inversiones, no siempre acompañada por un razonable cálculo de los riesgos".La crisis de Crédit Lyonnais estalló a finales de abril, cuando se dieron a conocer las enormes pérdidas de 1993. Jean-Yves Haberer, que presidió la entidad entre 1988 y 1993, fue fulminantemente despedido de su nuevo cargo en otro banco público, el Crédit National, y la Asamblea Nacional creó una comisión investigadora. El banco, uno de los mayores del mundo, con presencia en más de 80 países, había acumulado clientes dudosos como el ex ministro socialista Bernard Tapie y el financiero italiano Giancarlo Parretti, y existían serias sospechas de fraude.

Los investigadores parlamentarios no hallaron sin embargo, durante las diez semanas de trabajo, pruebas fehacientes de malversación. Sí detectaron actitudes muy extrañas por parte del Estado, el principal accionista. Por ejemplo, durante "la compra y posterior venta de Adidas por Bernard Tapie [a la sazón ministro de las Ciudades], una rueda de operaciones que fue enteramente financiada por sociedades nacionalizadas, sin que el Tesoro reaccionara

El papel del Estado como accionista recibió una severa crítica en las conclusiones de los investigadores: "Un accionista privado, ¿habría podido mostrar la actitud del Estado frente a los fondos propios del banco? Probablemente no. Habría aportado a la empresa auténticos fondos propios, o se habría desvinculado de ella". Esa actitud indolente del Estado propició además, entre los directivos, "un sentimiento de seguridad un tanto perverso, que tendía a distorsionar la percepción del riesgo bancario y a atenuar las más elementales medidas de prudencia".

"Una auténtica bulimia"

Con ese "sentimiento de seguridad", el ex presidente Jean-Yves Haberer y su antecesor, Jean-Maxime Léveque, decidieron hacer de "Crédit Lyonnais el mayor banco de Europa, o del mundo, y durante años el banco puso proa a una auténtica bulimia [transtomo nervioso que impele a comer desmesuradamente] de inversiones y toma de participaciones una "especie de paroxismo de crecimiento" según el prólogo al informe redactado por el presidente de la Asamblea Nacional, el gaullista Philippe Séguin.El informe sugirió, sin afirmar, una política preconcebida de asistencia a empresas públicas en crisis que intentaban evitar una reconversión imprescindible y que, al final, acabó perjudicando tanto al banco como a las empresas auxiliadas. La "bulimia" de Crédit Lyonnais fue frenada en seco por la recesión, y las pérdidas se dispararon.

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