Un luchador contra la corrupción se perfila como ganador en los comicios bielorrusos
Bielorrusia celebró ayer la segunda vuelta de sus primeras elecciones presidenciales, en las que compiten el actual primer ministro, Viacheslav Kébich, y el diputado Alexandr Lukashenko. A diferencia de lo que ocurre en la vecina Ucrania, en Bielorrusia la contienda parece ya resuelta en favor de Lukashenko, el paladín de la lucha contra la corrupción, que en la primera ronda obtuvo el 45% de los votos. Tanto Kébich como Lukashenko son partidarios de la integración con Rusia. Pero si el primero representa la perpetuación del régimen de los antiguos apparátchiks comunistas, el segundo es visto por el ciudadano de a pie como una esperanza de cambio.Los partidarios de que Bielorrusia dé la espalda a Rusia y se vuelva hacia Europa llamaron al boicoteo de las elecciones, pero sus esperanzas de que acudiera a las urnas menos del 50% del censo para que los comicios fueran declarados nulos se vieron defraudadas. A las tres de la tarde de ayer ese índice ya había :sido superado.
En vísperas de la segunda ronda se celebraron debates televisivos entre ambos candidatos, sin la participación de periodistas, y, según los observadores locales, Lukashenko fue el claro vencedor en su enfrentamiento con el actual primer ministro. Kébich era el candidato de Moscú, pues con su Gobierno se había firmado el acuerdo de unión monetaria, pero Lukashenko afirma que no tendrá problemas con el Kremlin y que encontrará un lenguaje común con los rusos.
Comparado en Rusia con el ultranacionalista Vladímir Zhirinivoski, Lukashenko se parece más en realidad al Borís Yeltsin populista de los primeros tiempos enfrentado con la línea de Mijail Gorbachov.
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