La región celebra el verano
Toros, romerías y un concurso de gritos
San Cristóbal, patrón de los conductores, será el primer santo en compartir este verano los alrededores de su casa con los humanos en una comida campestre. Sus romerías son hoy en Anchuelo, Valdarecete y El Escorial. A san Cristóbal le seguirán un centenar de vírgenes y santos, los patronos de los 134 municipios de la Comunidad de Madrid que celebran sus fiestas en los meses de julio, agosto y septiembre.
Los grandes ayuntamientos se apoyan a la hora de programar en las caras conocidas, como Manolo Tena, que este verano hará furor en la región. Los pequeños suplen la falta de presupuesto con antiguas tradiciones o imaginación. Colmenar de Oreja es un ejemplo de esta última opción: hasta la televisión japonesa ha venido a grabar su concurso de gritos. Lo que es común a ambos, grandes y pequeños, son los festejos taurinos. Pocos pueblos hay en Madrid por los que con el calor no asome sus cuernos algún astado.San Sebastián de los Reyes se lleva la palma en cuanto a encierros se refiere.. También hay una gran tradición en Arganda.
Encierros y vaquillas hay en casi todos los pueblos, pero son pocos los que les añaden la nocturnidad. En Navalcarnero corren a la luz de las farolas, mientras Valdemorillo cobra entrada para la suelta de vaquillas que precede a la verbena de medianoche en su plaza de toros.
Un coso de excepción es el de Buitrago de Lozoya, donde la feria taurina se celebra en el patio de armas del castillo (siglo XI V), que permanece cerrado el resto del año. En Cercedilla, lo llamativo son los toreros Y las toreras. Cada año se organiza una corrida de las mozas, en la que ellas mismas ponen las banderillas y matan con el estoque. En Aranjuez, el protagonista es el público, que acude vestido de goyesco.
Astados clandestinos
Estos acontecimientos aparecen en los programas y carteles, pero también, hay toros clandestinos. Son los de los municipios que aún celebran los encierros a campo abierto o siguen soltando al toro embolado, con los pitones prendidos. Ambas prácticas son ilegales y los responsables de festejos prefieren ampararse. en la sorpresa. Además, los hay en vías de extinción. Son los astados que no pacen, los toros de fuego. Su reserva natural es Ciempozuelos. Cada noche, un voluntario se mete bajo la carcasa que imita el lomo y la testuz del animal, y que está rellena de fuegos artificiales, y salta a la plaza rodeado de chispas. En Villalbilla puede uno divertirse con otro raro espécimen: el toro del aguardiente. Se pone una caseta con el licor en medio de la plaza, y para beberlo hay que sortear antes al bicho.Después de hacerle protagonista, el ciclo se cierra comiéndoselo. Así, en muchos municipios, el último día uno de los toros acaba en la cazuela y se convierte en caldereta para todos, aunque en ocasiones, como en Becerril, tengan que comer los hombres un día y las mujeres otro.
Otra fiesta, ésta sin toros, que ostenta la declaración de interés turístico nacional, es la romería de la Virgen de Gracia, en San Lorenzo de El Escorial. Lo que sí hay son bueyes, y madrugadores.
Las vírgenes se montan durante las fiestas en los más extraños vehículos: una carroza del siglo XVIII en Valdemoro o una barca en Fuentidueña del Tajo.
Hay fiestas totalmente paganas. Las de Aranjuez son recientes, 12 años, y, sin embargo, su representación del asalto a la casa de Godoy congrega a muchos turistas deseosos de ver cómo 350 vecinos vestidos con trajes de época repiten el alzamiento popular contra José Bonaparte. Lo suyo son las recreaciones históricas, así que incluyen también en el programa el descenso pirata del Tajo.
Y como tiene que haber de todo, hay quien festeja a su patrón trabajando, o casi. En Rascafria cortan troncos; en Colmenar Viejo, piedras, y en Parla compiten para ver quién ara me jor los campos. En Madrid, fiestas para todos los gustos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.