El islam
Antonio Elorza menciona en su interesante artículo Un futuro incierto (29 de junio) la reciente polémica desatada en su periódico sobre el tema de las mujeres y el islam, ampliándolo ahora al horizonte integrista. Se rechazan en dicho artículo los comentarios que declaran "que el integrismo nada tiene que ver con el Corán" o que sugieren "que existen prejuicios en la mayoría de los intelectuales europeos que impiden a éstos comprender el islam."¿Cómo puede negarse la existencia de los estereotipos que nos acechan cuando juzgamos al islam? En su libro Islam and the West: the making of an image, Norman Daniel remonta estos prejuicios a la conmoción que causó en los cristianos medievales la actitud de los musulmanes con el cristianismo, que, en vez de simplemente rechazarlo, lo consideraron una versión incompleta de su propia fe. Por otra parte cuando Edward Said justifica esta constante polémica en torno al islam en su famosa obra Orientalism, lo hace destacando tres motivos: el histórico y popular prejuicio occidental antiárabe y antiislámico, la lucha entre árabes y judíos y la dificultad de encontrar una posición cultural que permita tratar sin excesiva pasión el tema.
De este modo, quizá exagere el profesor Elorza cuando dice que "el islam no ofrece al observador dificultades particulares para su análisis". Él mismo reconoce después que suele olvidarse la doble dimensión del islam, que es, en efecto, mucho más que una simple religión y una vieja civilización: es también una forma de vida y una ideología política. Pero sólo es esta última la responsable de la espiral de violencia que sufren Argelia o Egipto. El islam militante y radical es así una ideología política de combate, globalizadora, cerrada y partidista. Y los primeros amenazados son los propios musulmanes, muchos de los cuales quieren modernizar el islam, en vez de islamizar la modernidad. Si una lectura rígida de la Biblia favoreció la aparición de la Inquisición, del mismo modo, el islam militante y radical es una perversión del Corán y de los actos, decisiones o dichos (hadiz) de Mahoma.
Por tanto, es cierto que debemos evitar ciertos estereotipos y prejuicios y reconocer que el Corán no avala necesariamente la actitud de los locos de Dios, máximos responsables de la interpretación discriminatoria y fanática de cualquier texto sagrado.-
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