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Guerra no consiguió que la ejecutiva socialista le dejase manos libres para coordinar todas las áreas del partido

El vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, solicitó el lunes, sin éxito, la coordinación en solitario de todas las áreas del partido. La petición la formuló en la reunión de la comisión ejecutiva federal, que repartió las funciones directivas internas. Tanto Guerra como sus seguidores, Txiki Benegas y Francisco. Fernández Marugán, fueron derrotados por los dirigentes renovadores en sus pretensiones de mantener, y en algún caso ampliar, sus cotas de poder.El debate abierto en la comisión ejecutiva federal fue la primera manifestación de poder de los renovadores, mayoritarios tras el Congreso Federal del pasado mes de marzo. Los guerristas dieron la batalla, pero no llegaron a forzar la votación al verla perdida de antemano.

Alfonso Guerra intentó que el nuevo reglamento del PSOE, presentado por el secretario de organización, Cipriá Ciscar, recogiera de forma explícita sus poderes como vicesecretario general del partido. Guerra argumentó que el anterior reglamento estaba redactado cuando era vicepresidente del Gobierno, pero se encontró con la oposición de los renovadores, quienes recordaron al número dos del PSOE que su papel como vicesecretario general es sustituir y respaldar al secretario general, Felipe González.

El propio González intervino en ese momento para recordar que el portavoz extraordinario del partido será él y su sustituto, Alfonso Guerra, aunque normalmente ejecutará esa tarea Cipriá Ciscar.

No obstante, el principal debate se centró entre el nuevo secretario de organización, Ciscar, y su antecesor y actual secretario de relaciones políticas, Txiki Benegas. Éste pretendió, sin éxito, mantener en lo posible sus anteriores cotas de poder. Benegas defendió especialmente su papel como coordinador de las relaciones entre el Gobierno y el partido, pero esta pretensión le fue tirada por tierra por Ciscar al afirmar que dicha tarea la garantizaba Felipe González como secretario general y presidente del Gobierno.

Benegas tampoco consiguió mantener algunas de sus anteriores funciones como secretario de organización -la comunicación, los asuntos electorales, las relaciones con la juventud y la capacidad de convocar a los secretarios regionales-, que son a partir de ahora competencía de Cipriá Ciscar. Tampoco consiguió monopolizar la función de coordinación con los grupos parlamentarios, que tendrá que compartir con Ciscar y con el presidente de los grupos, Joaquín Almunia.

González, con los renovadores

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No obstante, Benegas dio la batalla por esas funciones, respaldado por Alfonso Guerra y, en algún momento, por el presidente de la Junta de Extremadura, el guerrista Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Ciscar fue apoyado, también en algún momento, por el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, el renovador José Bono. Felipe González mantuvo una actitud flexible durante el debate, aunque respaldó las posiciones renovadoras.También perdieron los guerristas la batalla por mantener las competencias de economía, que reivindicaron para el responsable de finanzas, Francisco Fernández Marugán. El titular de Estudios y Programas, el renovador Joaquín Almunia, asumirá esa función. Otro renovador, Alejandro Cercas, responsable del área de participación social, llevará las relaciones con los sindicatos.

El debate sobre el reglamento se alargó varias horas. Se leyeron los artículos uno a uno para clarificar al máximo las funciones y evitar solapamientos. Por ejemplo, la guerrista Matilde Fernández pidió que se clarificaran las competencias de educación, divididas entre las secretarías de formación, cuyo titular es Ludolfo Paramío, y las de relaciones con la sociedad, cuyo responsable es Alejandro Cercas.

Aunque los guerristas dieron la batalla, en ningún momento la forzaron hasta una votación que sabían tenían perdida de antemano, al disponer los renovadores del 70% de los puestos de la ejecutiva federal. Ayer, el presidente del Grupo Parlamentario Socialista, el renovador Joaquín Almunia, destacó este aspecto de la reunión. "No hay derrotados. Si los hubiera significaría que alguien había planteado una votación y la había perdido. Pero hemos llegamos a acuerdos sin necesidad de votar".

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