El que no llora no mama
Los cameruneses, a punto de ir a la huelga para evitar un engaño económico como el de Italia 90
Los leones cameruneses, sin tener en cuenta su derrota ante Brasil, son indomables. Pero no tontos. Su experiencia en el Mundial de Italia 90 les ha escarmentado, y no quieren una repetición de lo ocurrido hace cuatro años. Según se ha podido saber ahora, los premios económicos prometidos con ocasión de la proeza lograda en la última Copa Mundial (fueron cuartofinalistas, eliminados en un extraordinario partido por Inglaterra, (3 a 2) nunca llegaron a materializarse. En esta ocasión, han querido prevenirse y antes del encuentro del pasado viernes ante Brasil, amenazaron con la deserción si no se les pagaba parte del dinero que previamente habían acordado. En la previsión de volverse a quedar sin nada, Roger Milla y compañía comenzaron a pedir dinero por conceder entrevistas, y una cadena de televisión brasileña llegó a pagar 300 dólares (unas 42.000 pesetas) por poder conocer la opinión de un par de jugadores. Dicen las malas lenguas que en los primeros días de este nuevo régimen, hasta el encuentro de Brasil, sus ingresos en esta modalidad no alcanzaron ni siquiera los 500 dólares.
La situación requirió la intervención en primera instancia del ministro de Asuntos Exteriores de Camerún, que les envió un cheque por valor de 400.000 dólares. Los jugadores seleccionados por el francés Henry Michel no se contentaron con esta cantidad y exigieron más. Ahora le tocaba el turno al mismísimo presidente camerunés, que aumentó la cantidad en medio millón de dólares, y otros 300.000 que prometió adelantar Josep Blatter, secretario general de la FIFA, a cuenta del dinero que se deberá repartir entre las 24 selecciones participantes. Ante tales avales, la selección de Camerún se personó para jugar ante Brasil, perdiendo finalmente 3-0.
Una de las cosas curiosas de este caso es que una de las vías normales de información periodística que se tiene en un evento como este, que son los representantes de los medios del país que genera la noticia, en esta ocasión estaban mudos. Ninguno de los periodistas de Camerún cuestionados sobre este asunto quiso excederse de comentarios del tipo "este país no tiene problemas económicos" o "no pasa nada importante, la prensa internacional lo está hinchando todo". Parecían enviados del propio gobierno, dando una y otra vez la versión oficial. "
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