_
_
_
_

Decidió el hombre invisible

Romario abrió la goleada de Brasil a los 'leones indomables' de Camerún

Santiago Segurola

El hombre invisible decidió. Romario salió de la sombra, agarró pelota, salió como un tiro y batió al portero con un remate sencillo y letal. Luego volvió a la cueva donde habita. Se desentendió del partido, o lo vio de lejos, o se aburrió. Con Romario nunca se sabe. Pero en esa jugada vino á decir: se juega así, se lleva así, se marca así. La lección apenas duró dos segundos, porque no hay nadie que administre tanto su talento. Romario sólo aparece para matar. Con dos segundos es suficiente.El gol reveló la importancia de los detalles en el fútbol. Aquellos que interpretan el fútbol de manera mecánica se encuentran con la respuesta de un tipo que desprecia los sistemas, la participación en el juego, la presión, la ayuda en los momentos difíciles. Pero decide, y nos dice que el fútbol pertenece finalmente a los jugadores. Lo que hace Romario no está escrito en ningún libro de la escuela de entrenadores. Más aún, en esas aulas será un jugador despreciado porque no practica toda esa parafernalia táctica y física que tanto se pregona en estos tiempos.

Bien, este hombre permitió vivir a Brasil en un partido incómodo. Algo de la selección brasileña traiciona el espíritu del fútbol que se suena en las playas y en las callejas de Río. Quizá sea la presencia de Dunga y Mauro Silva, dos medios con una declarada vocación defensiva. En sus manos, la selección brasileña es más chata de lo deseable, poco luminosa, funcional un tanto espesa. Poner el equipo a los pies de Dunga significa dar la vara de mando al jugador menos brasileño que han visto los últimos tiempos. Dunga juega en en el Stuttgart, y algo de alemán tienen en lo que hace. Corta, tapa, choca y se sacrifica. Pero es previsible. Se le ve venir. Por ahí, Brasil encuentra problemas para crear.

Camerún volvió a mostrarse como un equipo competitivo y difícil de superar. Por encima de su juego está su espíritu, la capacidad de sostenerse en los partidos. Camerún complica la vida a todo el mundo: a la selección albanesa y a la brasileña.

Sirve para medir los verdaderos recursos de sus rivales. Y en este aspecto, Brasil salió lastimada, Sufrió porque no encontró los resortes para manejar el encuentro. Necesitaba la imaginación que no les daban Dunga y Mauro Silva. Y Raí volvió a presentarse como un futbolista discontinuo, sin demasiada presencia.

Brasil no transmitió durante la mayor parte del encuentro. Pero vino Romario a rescatarla. Salió de la nevera para decir un par de cosas. Su gol tuvo una naturalidad incomparable. Tomó la pelota, corrió, esperó a que el portero se acostara y tocó levemente con la puntera. Era lo que necesitaba Brasil, un detalle de arte, algo que cambiara el ritmo monocorde del encuentro. Para eso existe Romario, para iluminar los partidos con una ráfaga corta y descomunal de talento.

Con el gol, los brasileños se tranquilizaron, pero no se aventuraron demasiado. Sólo cayó en un estado efervescente cuando Camerún perdió a uno de sus defensas y el partido se vino abajo. Llegaron los goles y la samba en las gradas, e incluso hubo tiempo para la nostalgia cuando entró Milla, el héroe del Mundial de Italia, con sus 42 años y una leyenda a cuestas. Pero lo fundamental había ocurrido antes, en un duelo dificultoso para Brasil. Ocurrió que vino el hombre invisible y cerró el partido en dos segundos. Así es muchas veces el fútbol: una cuestión de detalles.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_