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Desesperada esperanza

En todo el mundo hay 20 millones de personas que huyen en busca de refugio, y los Gobiernos del mundo occidental huyen de su huida. Cuanto más crecen las necesidades, más países cierran sus fronteras. El martes, Sadako Ogata, comisaria de las Naciones Unidas para los refugiados, presentó en Bonn su informe sobre la situación de los refugiados en el mundo; es un compendio de la desesperación y de la esperanza desesperada: el número de refugiados aumenta sin cesar; los esfuerzos de los Estados occidentales por concederles protección y ayuda también disminuyen sin cesar. ( ... ) Sadako Ogata teme que la protección internacional a los refugiados se venga abajo; la prohibición de devolver a los refugiados al peligro del que huyen pierde su fuerza, y las deportaciones forzosas se acumulan. Los Estados occidentales llevan una política que sigue el modelo de Poncio Pilatos: todos se lavan las manos, todos reenvían a sus refugiados a otros países, todos afirman que el refugiado debe buscar su protección en otro lugar. En los límites de la contención diplomática, Ogata intenta despertar las conciencias de los Gobiernos de los países ricos. Se trata, sobre todo, de combatir las causas que obligan a la población a buscar refugio. La política alemana y la política de la Unión Europea ha olvidado ese principio. Se endurecen las leyes y se refuerzan las fronteras exteriores, lo que no deja tiempo, energía, dinero ni imaginación para nada más. 22 de junio

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