España echa cuentas

La selección española empieza a echar cuentas y a mirar de reojo el calendario. Le queda un partido por jugar, el del lunes contra Bolivia, y suma dos puntos. El primer puesto del grupo (C) está prácticamente adjudicado a Alemania, líder con cuatro puntos y un encuentro pendiente, ante Corea. El grupo de Clemente, por tanto, aspira a ser segundo. En caso de que así fuera se enfrentaría en los octavos de final al segundo clasificado del grupo A, formado por Colombia, Estados Unidos, Suiza y Rumania. Es el más complicado, con Suiza, Rumania y Colombia aspirando a la primera plaza.España puede ser también tercero, y entonces existen dos posibilidades. Una: se enfrentaría al primero del grupo B, integrado por Brasil, Rusia, Carnerún y Suecia, el 4 de julio, que presumiblemente será el equipo brasileño. Dos: jugaría contra el primero del grupo A, el 3 de julio, en el Rose Bowl Stadium de Los Ángeles Í . Y existe también la posibilidad que, siendo tercero, quede eliminado, puesto que para los octavos de final se clasifican los cuatro mejores terceros de seis grupos y, por tanto, dos quedarán fuera de competición.

El orden de clasificación en cada grupo, de acuerdo al artículo 23 punto 5 de la normativa de la Copa del Mundo, se determinará de la siguiente manera: a) número de puntos; b) diferencia de goles; c) número de goles marcados; d) resultado del encuentro directo; o, en última instancia, e) sorteo.

Los cuatro mejores equipos clasificados como terceros se establecerán, tomando como referencia el punto 7, por los siguientes criterios: a) número de puntos; b) diferencia de goles; c) número de goles marcados; y d) sorteo.

Los futbolistas españoles prefieren no manifestarse al respecto, puesto que entienden que sería contraproducente al no tener la clasificación asegurada. El único que está convencido de que España no necesitará más de dos puntos para clasificarse es Julio Salinas, que ha apostado una mariscada con el seleccionador en el caso que se diera el supuesto.

Clemente, mientras, asegura que no pudiendo ser primero y, consecuentemente, permanecer en Chicago, le da igual quedar segundo que tercero, porque no ha reflexionado todavía sobre los posibles cruces. "Lo que hay que hacer es intentar ganar a Bolivia", afirma, "sabiendo que el empate también nos valdría, porque con tres puntos estamos en los octavos".

Al margen de los puntos, los goles pueden ser más decisivos que nunca. Por ahora no son un bien escaso. En los 14 primeros partidos se han marcado 37 goles, que supone un promedio de 2,6 tantos por encuentro, un promedio superior a la registrada en el mismo número de partidos en México 86 (26 goles) e Italia 90 (29).

Aún resulta más significativo que ni uno sólo de los encuentros celebrados en Estados Unidos ha concluido sin goles. Algo inédito en los últimos siete campeonatos.

El promedio total de goles más alto contabilizado en los 14 mundiales anteriores se registró en el torneo suizo de 1954, con 5,3 tantos por partido. El campeonato más cicatero fue el celebrado en Italia, en 1990, con tan sólo 2,2.

Pero la abundancia de goles supone una herida para quien los recibe: los porteros. Muchos han hecho de Santa Claus (Bell, Trucco, Pascolo, Azmi, Meola, Deayea, Córdoba) y algunos de sus compañeros les acusan de ser los culpables de la abundancia de goles. El boliviano Trucco culpó "al terreno resbaladizo" del gol que encajó frente a Alemania. Pagliuca asegura que "el irlandés Houghton le pegó mal" y otros arremeten contra el balón Questra: "Vuela de una forma muy extraña".