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Entrevista:

"El 'heavy' sólo te sirve para emborracharte"

Aurora Intxausti

El guitarrista Gary Moore, irlandés y con algo más de 40 años, está cumpliendo uno de sus sueños de adolescente al subirse al escenario con dos de sus ídolos de entonces, el bajista Jack Bruce y el batería Ginger Baker. Ambos fórmaron junto a él y Clapton el mítico Cream, uno de los primeros supergrupos de la historia. Baker, Bruce y Moore están presentando en los escenarios españoles -han actuado en Barcelona y San Sebastián, y hoy, lunes, lo harán en Madrid- su nuevo disco, BBM-Around the next dream.

Gary Moore reivindica el nuevo estilo musical que interpreta, el blues, y se aleja cada vez más del heavy metal con el que consiguió ser una figura reconocida. "La música heavy es fantástica para ir a bailar, pero no para ser escuchada", dice ahora. Sin embargo, viaja como una gran estrella de la música.

Pregunta. Ha pasado de ser un ídolo como músico de heavy a embarcarse en la aventura de un nuevo estilo musical, el blues, ¿hacia dónde se va a dirigir ahora?

. Respuesta. En mi último disco confluyen estilos diferentes. He hecho heavy e hice blues con la primera banda que toqué y ahora he vuelto a esa etapa. Es bueno cambiar y después de tres discos de blues pensé que ya era hora de dar el salto y pasar a las actuaciones en directo, y por eso he dado este paso.

P. ¿Ha conseguido con ello arrastrar a sus antiguos seguidores?

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R. A algunos, sí. Cuando cambias de estilo hay fans puros y duros que se quedan en lo que hacías antes, pero muchos de ellos han evolucionado y están conmigo en esta fase.

P. La interpretación y creación de una música menos mecánica, como es la que hace en este momento, ¿es producto de su desarrollo como músico y como persona?

R. Durante los ochenta hubo muchos cambios relacionados con la tecnología que afectaron a todos los campos de la vida. En el caso de la música la producción era inhumana, relacionada la mayoría de ella con la máquina, diseñada en el estudio y producida con el único objetivo de hacer dinero y llenar las salas de baile. A finales de esa década la gente se empezó a cansar. Mi evolución hacia el blues coincide con ese hastío y como estilo musical es perfecto porque le ha dado a la gente lo que quería, una música más humana con un toque más real.

P. ¿Para usted ya no tiene valor el heavy?

R. No, es fantástica para ir a bailar, pero no para que sea escuchada. Te sirve para emborracharte, pero para nada más.

P. Ha confesado que el blues le ha servido para ser honesto con usted mismo, ¿por qué ha esperado tanto para conseguirlo?

R. No lo sé. Pero lo cierto es que esta etapa está afectando incluso a la manera que tengo de tocar la guitarra. Ahora entiendo los cambios que tenía Eric Clapton en la forma de tocar. El proceso es natural y fluido y ahora que tengo una banda tengo que integrarme. A la hora de componer me veo obligado a pensar en el resto del grupo, en el que cada uno tiene su papel y todo esto me ha afectado profundamente.

P. ¿Qué significa para usted estar en el escenario con algunos de los ídolos de su adolescencia?

R. Algo fantástico. Cuando tenía 14 años conocí a The Cream y me impresionó muchísimo.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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