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El Gobierno inicia una estrategia de acercamiento al PP y le informará de sus grandes decisiones

El Gobierno retomará el diálogo institucional con el Partido Popular (PP), pactará las grandes líneas de Estado con él y le informará de las decisiones políticas de alcance, según aseguraron ayer fuentes del Ejecutivo. La reanudación de las relaciones entre el Gobierno y el primer partido de la oposición, tras la tensión mantenida desde las semanas previas a las elecciones,se plantea como uno de los objetivos estratégicos del Gobierno, aunque subordinado al pacto de estabilidad reafirmado con Convergència i Unió (CiU) el pasado jueves en La Moncloa.

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Desde el Gobierno se cree conveniente una próxima reunión entre el presidente González y el líder del primer partido de la oposición, José María Aznar, para establecer unas reglas de juego ante el nuevo panorama político. El ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, admitió el pasado viernes la conveniencia de dicha reunión, aunque reconoció que aún no había una fecha. González habló el pasado domingo por teléfono con Aznar para felicitarle por el triunfo electoral del PP.El primer objetivo del Gobierno con el PP es retomar el diálogo para proceder a cubrir las vacantes institucionales del Defensor del Pueblo, del Consejo General del Poder Judicial y de otros organismos, tras naufragar las conversaciones sobre el impulso democrático iniciadas el pasado otoño.

Desde La Moncloa se pretende también mantener el pacto en las grandes cuestiones de Estado -en política exterior y antiterrorista- y abrir una vía informativa para las decisiones de alcance en materiar de política económica y autonómica. El Gobierno está dispuesto a informar al PP de las decisiones autonómicas de importancia política como el modelo policial para Cataluña que está negociando con la Generalitat. "Lo que si queremos dejar claro es que una cosa es informar y otra gobernar. En nuestra propuesta de diálogo no hablamos de cohabitación. La responsabilidad de gobernar sigue siendo nuestra", aseguran fuentes del Ejecutivo socialista.

Líneas marcadas

La Comisión Ejecutiva del PSOE se va a encontrar mañana, lunes, en la reunión de análisis de los resultados electorales, con que las líneas fundamentales de la estrategia del Gobierno ya están marcadas por el presidente González: sus objetivos y su política de alianzas, caracterizada por el pacto con CiU, como prioridad, la intensificación de relaciones con el PNV y la apertura de nuevas, vías de diálogo con el PP e incluso con Izquierda Unida (lU).

La posición de algunos guerristas, favorable a un giro a la izquierda, contradice el análisis que tanto González como su Gobierno hicieron el viernes en el Consejo de Ministros. "Un giro a la izquierda, entendido como una aproximación a las posiciones políticas de Izquierda Unida supondría romper el pacto con CiU y lo que es más grave, a largo plazo, regalarle el centro político al PP. Otra cosa es tratar de mejorar el diálogo con IU", afirman fuentes gubernamentales.

Los guerristas, conscientes de esa situación, no van a dar esa batalla en la Comisión Ejecutiva del lunes. Previsiblemente, dirigentes de esta tendencia se harán eco de las peticiones de cambio de Gobierno, procedentes de distintos ámbitos del partido. De todos modos, han sido los guerristas los que más han explicitado esta posición como el presidente aragonés, José Marco, o la ex ministra de Asuntos Sociales, Matilde Fernández. Ayer se unía al coro de peticiones el secretario general del PSOE de Baleares, Francisco Triay, quien añadió que "un ministro no debe ser sólo un buen gestor sino un buen comunicador".

Felipe González ya ha anticipado que por el momento no tiene previsto remodelar su Gobierno ni tampoco presentar la cuestión de confianza. Un cambio a fondo de Gobierno le supondría prescindir de su número dos en los últimos tres años -Narcís Serra- y González se resiste a ello. El ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, avanzó el viernes, tras el Consejo de Ministros, las intenciones del Ejecutivo: cambiar los métodos de hacer política, recogiendo, de ese modo, las críticas procedentes del propio PSOE.

El Gobierno, en el análisis interno que hace de su fracaso electoral, recoge dos causas oficiales -la crisis económica y los escándalos de corrupción- y otras dos que no ha hecho públicas: la división interna del PSOE y, básicamente, el cansancio de los ciudadanos ante un partido que lleva doce años gobernando y al que se le acumulan progresivamente los errores cometidos a lo largo de su gestión. Los gobernantes socialistas deducen de este análisis que su tarea y la posibilidad de recuperar el numeroso paquete de abstenciones entre su electorado -calculan que dos de cada tres de los electores que les han abandonado han ido a parar a la abstención- se enfrenta a grandes obstáculos, muy superiores "al análisis simplista del giro a la izquierda". "Los escándalos de corrupción han bloqueado a lo largo de estos meses nuestra iniciativa política".

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