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Tribuna:MUNDIAL 94
Tribuna
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El triunfo de la voluntad

Irlanda es un ejemplo de lo que puede la necesidad de supervivencia. Consciente de sus limitaciones futbolísticas se aferra con desesperación a su voluntad combativa. Cada balón y cada lugar del campo es defendido hasta la última consecuencia. Le ganó a Italia y aunque cueste admitirlo, hasta merecidamente.Con el balón. Italia lo manejó con criterio. Lo puso contra el piso y trató por todos los medios posibles de llegar al gol elaborando. Por todos menos uno: la imaginación. No apareció casi nunca el talento de Roberto Baggio y contra el tremendo pressing irlandés, no basta lo correcto. Es insuficiente el toque la circulación. Italia llegó como pudo hasta tres cuartos de campo y ahí se estrelló una y otra vez con la disciplina inconmovible de los irlandeses. Para Irlanda el fútbol se hace a balonazo limpio, se le agrega una cuota casi inconcebible de de y convierte lo que cualquiera de nosotros llamaría grosería en una suerte de carambolas estrambóticas que inclusive suelen favorecerla.

Sin el balón. Fue el duelo del achique y el pressing. Si Italia lo hace muy bien y admiramos inclusive su gran esfuerzo, Irlanda vive precisamente del pressing. Y lo sabe mejor que nadie. La primera línea de combate de Eire es mucho más combativa que cualquier defensor de los de antes, aquéllos de pelo en el pecho. Claro que mucho no se preocupan por la recuperación de la pelota, si entendemos eso como quitársela al adversario y dársela a un compañero. Lo suyo es interrupción permanente y tremendamente insistente. Es difícil contra Irlanda hacer dos pases seguidos con intención de avanzar. A Italia le era difícil presionar, porque se presiona al que intenta jugar.

Detalles. El gol de Eire puede servir para definir el partido. Un rebote y Houghton que lanza un bombazo impresionante. El portero la esperaba fuerte y recta. Salió justo por arriba y se metió con violencia. Fue al principio y nada mejor para un equipo que poco o nada se interesa por jugar.

Conclusión. Una vez más aquella famosa frase del doctor Oliva (médico de la selección argentina en el 78 y 82) recobra la vigencia de las verdades universales: "Sentirse cansado no es estar cansado". Es imposible correr más que los irlandeses en el partido de ayer. La motivación es capaz de superar calores de 40 grados y mucho más todavía.

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