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Aznar juzga la situación insostenible y cree que la cuestión de confianza no es solución

José María Aznar estrecha el cerco al Gobierno. Después de que los convergentes de Jordi Pujol le hayan echado un capote de valor incalculable anunciando que no votarían en este momento una cuesdón de confianza en el Ejecutivo, el líder del PP se dispone a agotar su estrategia preelectoral y a llevar al Gobierno contra las cuerdas, presentándolo como un rehén en manos de los nacionalistas catalanes. "No creemos que esta situación pueda prolongarse mucho tiempo ni que sea sostenible", declaró ayer, al tiempo que negaba que la presentación de una cuestión de confianza pueda garantizar ya la estabilidad del Gobierno.

Como salida, Aznar ofrecerá al Ejecutivo, siquiera sea retóricamente, una colaboración "sin contrapartidas" como ya hizo desde el comienzo de la legislatura. La dirección del Partido Popular parece interesada en que las cosas sigan como están y la actitud de CiU les ha venido como anillo al dedo."El objetivo de los nacionalistas catalanes y vascos es mantener a un Gobierno como el actual en situación de debilidad para arrancarle concesiones y evitar que nosotros ganemos las próximas generales por mayoría absoluta". Este es el razonamiento del que se parte en la cúpula del PP. Pero mientras el presidente del Generalitat y CiU intentan, según los populares, ganar tiempo para que la confirmación de la recuperación económica aproxime las fuerzas entre PSOE y PP, los de Aznar están convencidos de que la precariedad del Ejecutivo acabará trabajando a su favor.

"Que se cuezan en su propia salsa", es la consigna del PP desde hace meses, y ahora están decididos a aplicarla con más convicción que nunca. Aznar en persona descartó ayer la validez de mecanismos parlamentarios como la moción de censura o la cuestión de confianza. "Intentar a estas alturas contraponer la composición parlamentaria a la decisión de los españoles no es oportuno ni soluciona nada", declaró al término de una reunión del Grupo Popular del Congreso.

Aznar se mostró encantado con la advertencia de Pujol a los socialistas para que no presenten una cuestión de confianza en el Parlamento porque los nacionalistas catalanes de CiU no la apoyarían. "No me extraña absolutamente nada", declaró. "Porquees que los ciudadanos españoles han hablado con mucha claridad y han desautorizado una situación política y a sus mayores responsables".

Preguntado qué salida le queda al presidente del Gobierno, el líder del PP se atuvo al guión que maneja desde la noche electoral, aunque advirtiendo que el lunes dará por cerrado el compás de espera concedido a Felipe González. Sobre su propia actitud, Aznar anunció que aguardará hasta el comienzo de la semana próxima.

El lunes, ante la Junta Directiva Nacional convocada en Madrid, Aznar pronunciará un discurso abierto a los medios de comunicación. Allí dirá "con toda claridad", según indicó ayer, "lo que creo que debe hacerse,y los caminos que debe seguir el paíshacia el futuro". "Me dirigiré al país entero", aclaró.

Convencido de que González no tiene apenas margen para ninguna reacción y seguro de que cuanto más se complique la situación para el PSOE más caro venderán su apoyo los catalanes de Convergéncia i Unió, José María Aznar pidió a los diputados de su grupo parlamentario, que le recibieron con una prolongada ovación,más esfuerzo y más trabajo para ejercer como verdadera alternativa.

Iniciativas

De momento, el Grupo Popular ha decidido tomar iniciativas como una solicitud de comparecencia del ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, para que explique la situción del departamento. También presentará de inmediato un proyecto de ley de Gobierno y Administracion y ofrecerá un conjunto de medidas económicas "que pongan a España en la senda de la recuperación y la creación de empleo".

La comparecencia de Belloch se justifica, según Aznar, en la situación "enormemente preocupante" del departamento y de los servicios de seguridad del Estado. Los populares creen advertir también una "falta de diseño y de modelo" en el ministerio, que compromete el "modelo final" de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Esta inquietud tiene que ver también con el anuncio de que el Gobierno y la Generalitat están a punto de pactar un modelo policial específico para Cataluña, negociado a espaldas del principal partido de la oposición. "Estamos muy preocupados", señaló Aznar, "no estamos hablando de cualquier cosa".

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