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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sorprendido

Tengo que confesarle que me he quedado un poco sorprendido al leer en un periódico de gran prestigio como EL PAÍS el editorial del día 9 de junio: Berlusconi y la RAI.

En este artículo se llega a afirmar, junto con otras extravagancias, que lo que hoy está en juego es el futuro mismo de la democracia.

Haría falta, ante todo, deshacer un tópico, es decir, que el actual Gobierno haya llegado al poder gracias esencialmente al apoyo de algunos canales privados. En realidad, durante las campañas electorales, tanto las televisiones públicas como las privadas han acogido diariamente debates en los que estaban presentes exponentes de todas las fuerzas en liza. Hubiera sido, por lo tanto, igualmente injusto atribuir una eventual victoria de las fuerzas que ahora están en la oposición a un supuesto apoyo de las televisiones públicas.

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La crisis de los partidos tradicionales italianos empezó en realidad hace ya mucho tiempo. Estos partidos habían sufrido una brusca flexión en las elecciones de la primavera del 92. En el bienio sucesivo, la explosión de tangentópolis, junto con muchos otros indicadores negativos, como la enorme deuda pública, la difusión de la criminalidad organizada y la intensidad de la crisis económica, ha tenido el efecto de conducir a una reacción de la opinión pública que no necesitaba particulares solicitaciones publicitarias y propagandísticas para estallar, como sabe cualquiera que tenga un conocimiento tan sólo no demasiado superficial de las cosas italianas.

También para juzgar el asunto de la RAI es necesario tener un mayor conocimiento de los pormenores. El jefe del Gobierno italiano se ha limitado a destacar la necesidad de que la RAI se inspire en una línea de conducta equilibrada e independiente y no mire a favorecer de forma perjudicial a las fuerzas de la oposición. Ha añadido que se hace además necesario frenar y eliminar un déficit financiero de la RAI que recae sobre los contribuyentes y no puede ser de ninguna manera justificado.

Se trata, por lo tanto, de conceptos que cualquier hombre de gobierno de un país libre puede no sólo compartir, sino que tiene el deber moral de apoyar. Ciertamente, en Italia todavía hay que trabajar mucho para reparar los daños de la partitocracia, pero la democracia no está en peligro, ni lo esta ría cualquiera que fuera el par tido llamado a gobernar, ya que ésta tiene ya raíces profundas en la conciencia misma de todo el pueblo italiano.-

Embajador de Italia.

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