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El abuelo no quiere danzar

Cuarenta pensionistas dicen que el hogar del jubilado de Mejorada les obliga a bailar los fines de semana

Vicente G. Olaya

Unos cuarenta pensionistas de Mejorada del Campo (14.500 ha bitantes) están hartos: afirman que la directiva del hogar del jubilado (1.010 socios) les obliga a bailar los fines de semana, cuando a ellos sólo les apetece jugar a las cartas. "Nos han quitado las me sas y las sillas que teníamos en el salón para obligarnos a bailar. Nos están haciendo la vida impo sible", afirman.El presidente del hogar, Andrés Herranz, de 70 años, replica: "Este grupo está tergiversando la realidad. Son ellos los que hacen la vida imposible a sus compañeros."

El hogar del jubilado de Mejorada del Campo es un viejo edificio de dos plantas, habilitado por el Ayuntamiento en 1989 como centro para los ancianos. En la planta superior se encuentran las oficinas y un salón de reuniones donde se celebran bailes. En la planta inferior, además de una peluquería y un bar privado, existe una habitación para que los pensionistas jueguen, de lunes a viernes, a los naipes. Los fines de semana sólo puede ser utilizado para ver la televisión. En ese momento, comienzan los problemas. "Los que no queremos ver la tele sólo tenemos una posibilidad: subir al salón del piso superior y ponernos a bailar", comenta la pensionista Margarita Rodríguez. "A mi no me apetece y, además, no puedo subir las escaleras porque tengo muletas", asegura Ramón Martínez, de 65 años. "Y encima, en el piso superior no hay servicios. Muchos hombres con problemas de próstata tienen que ir al lavabo cada pocos minutos", remacha la jubilada Conchita Minguito. Faustina López añade: "Hemos recibido anónimos con amenazas e insultos por protestar. Hemos puesto denuncias en el cuartel de la Guardia Civil."

El presidente, Andrés Herranz, rechaza estas acusaciones: "De los anónimos no sabemos nada. Ese no es nuestro estilo. Lo que pasa es que varios de los miembros de este grupo eran miembros de la anterior directiva. Como perdieron las elecciones, se quejan por todo. Cuando entró la nueva dirección encontramos graves deficiencias en la contabilidad: facturas escritas en papel de estraza o balances en blanco. Durante su mandato emplearon el hogar como si fuese una cocina particular. Tenían una habitación para ellos solos. En ella guardaban infernillos, botes de aceitunas o chorizos."

Herranz aclara que las mesas del piso inferior fueron retiradas porque "los que protestan montaban escándalos e impedían ver a los demás la televisión. La mayoría de los pensionistas quieren ver los toros y el fútbol del Canal Plus". El presidente mantiene que en la sala del piso superior también se puede jugar a las cartas "ya que hay sitio para todos y a nadie se le obliga a bailar".

Estos pensionistas consideran además que el salón ha quedado inhabilitado para hacer trabajos manuales. "Antes hacíamos mantones y centros de mesa", añaden, "pero ahora, nos ha quitado esa posibilidad. No podemos efectuar nuestros trabajos en el suelo". Los jubilados se reúnen ahora en bares y casas particulares. "Y es que a ciertas edades", concluyen, "sólo apetece eso e irse, de vez en cuando, de viaje a Benidorm".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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