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ELECCIONES AL PARLAMENTO EUROPEO

Candidatos para todos los gustos

La nota dominante en las listas electorales de los Doce es la ausencia de politicos de primera fila

Los candidatos de mayor calidad, al menos por el cargo que ostentan en la actualidad, son los de Bélgica, Luxemburgo e Italia. En este último país aparecen en las listas electorales todos los grandes de la nueva y la vieja política, desde Silvio Berlusconi, primer ministro, y sus aliados el neofascista Gianfranco Fini (Alianza Nacional, AN) y Umberto Bossi (Liga Norte), hasta Leoluca Orlando (La Rete, antimafia) y Achille Occhetto (líder del Partido Democrático de la Izquierda, ex comunistas).El más discutido de todos ellos es Berlusconi, pero los candidatos más polémicos son los de AN, que ha presentado a personajes tan fascistas que probablemente no hubieran logrado escaño ni en el Parlamento italiano. Tal es el caso de Massimo Abatangelo, un habitual de las tramas negras. Un moderado es Pietro Buscaroli, crítico musical de Il Giornale, de Berlusconi, que ha lanzado la propuesta de "abolir la palabra gay [homosexual], llamarles correctamente locas o maricones y mandarles a campos de concentración".

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Las caras más conocidas

Frente al ejemplo italiano, Bélgica cuenta posiblemente con los candidatos de mayor calidad de toda Europa, auténticos primeros espadas de la política nacional. Los populares flamencos (Christelijke Volkspartij) cuentan con Leo Tindemans, ex primer ministro (1974-1978) y ex ministro de Exteriores (1981-1989), y Wilfried Martens, ex primer ministro (1979-1992) y ahora presidente del Partido Popular Europeo. Del lado de los partidos francófonos, los candidatos son menos conocidos en el ámbito europeo.

Más notables son todavía los candidatos del minúsculo Estado que es el Gran Ducado de Luxemburgo, donde los eurocomicios congregan a todos los personajes importantes de la política nacional, incluido el, primer ministro, Jacques Santer.

Salvo los casos citados, en el resto de los Doce los candidatos son prácticamente unos desconocidos. En el Reino Unido, el más euroescéptico de los Doce, se presentan 500, y de ellos los más populares, a nivel interior, son Glenys Kinnock, la esposa del anterior líder del Partido Laborista, Neil Kinnock, y Edwina Currie, conocida como El Tornado, antigua subsecretaria de Sanidad de Margaret Thatcher y novelista ocasional. En las listas de los tories británicos figura también un nombre de campanillas: Alexandre McMillan, nieto del que fuera primer ministro británico Harold McMillan.

Las listas francesas abundan en jóvenes promesas, como Dominique Baudis, jefe de la candidatura oficial de la gran coalición conservadora RPR-UDF, visto por muchos como futuro aspirante a la presidencia, y Phillipe de Villiers, cabeza de la lista anti-Maastricht La Otra Europa, apoyada política y financieramente por el multimillonario anglo-francés Jimmy Goldsmith y en la que participa el nieto del general De Gaulle, de 45 años, también de nombre Charles. Los dos se disputan el voto de la derecha, y parecen haber logrado arrinconar al líder ultraderechista Jean-Marie Le Pen en las perspectivas de voto.

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Otra promesa, aunque muy polémica, es el marsellés Bernard Tapie (Energía Radical), a quien cuanto más le persigue la justicia más popular se hace entre los jóvenes y los más desprotegidos. Tapie intentará arrancar votos a sus antiguos compañeros socialistas, cuya lista está encabezada por el ex primer ministro y posible candidato a la presidencia Michel Rocard.

La escasa importancia de las euroelecciones en Alemania se comprueba de manera palpable al examinar unas listas llenas de perfectos desconocidos con toques exóticos. Como muestra del nulo interés del electorado baste el ejemplo de lo ocurrido hace unos días en Bonn, cuando de repente un impresionante despliegue policial tomó una plaza céntrica sin motivo aparente, hasta que se descubrió que todo se debía a un mitin de la ultraderechista Federación de Ciudadanos Libres, que contaba con el auxilio de un aliado austriaco de su misma ideología. El resultado fue que asistieron al mitin más policías que curiosos.

Los partidos tradicionales -socialdemócratas (SPD), democristianos (CDU y CSU de Baviera), liberales (FDP) y los ecologistas Verdes- han presentado como cabezas de lista a políticos de cuarta categoría, que no conoce casi nadie. La idea de presentar la elección como una piedra de toque para el Gobierno de Bonn carece por completo de base. Tan sólo un 60% de alemanes ha declarado que piensa votar el día 12 de junio. Curiosamente, son la extrema derecha, el liberal anti-Maastricht Manfred Brunner y los Verdes quienes debaten más temas europeos en la campaña, aunque en tono crítico.

Los partidos españoles, envueltos en una agresiva campaña centrada sobre todo en problemas nacionales más que europeos, tampoco se caracterizan por colocar en su cabeza de lista a primeros espadas de la política nacional. Los más conocidos son un ex ministro de Exteriores, el socialista Fernando Morán (PSOE), eurodiputado desde 1987, y un ex comisario europeo, el conservador Abel Matutes (PP). Morán dudó en presentarse otra vez a la reelección, porque quería retirarse a la vida privada. Pero el PSOE, consciente de su popularidad y de su imagen de hombre serio y honesto, en estos tiempos de escándalos de corrupción, le pidió que le ayudara en las euroelecciones. Sus mítines son más bien conferencias sobre la UE.

El principal adversario de Morán es el popular Abel Matutes, quien favorecido por el desprestigio acumulado por los socialistas se esfuerza en quitar dramatismo a la posible derrota del PSOE. Matutes trata de apartar de su imagen de político su faceta de empresario, sobre todo después de que Felipe González dijera que Matutes podía aprovechar la defensa de intereses generales para sacar partido en sus negocios privados.

Grecia cuenta entre los candidatos más destacados con cuatro catedráticos de Universidad, dos banqueros, dos periodistas, y cinco mujeres, entre ellas la cantante Nana Muskuri, por Nueva Democracia. La lista del PASOK (socialistas) está encabezada por el actual eurodiputado Christos Paputsis.

Dinamarca, Portugal, Holanda e Irlanda presentan igualmente candidatos de segunda o tercera fila, desconocidos incluso en su propio país. En el caso danés, el único euronotable es el ex primer ministro Poul Schlüter. Junto con los británicos, los daneses son los europeos menos interesados en las elecciones al Parlamento Europeo.

En Portugal, el partido del Gobierno escogió al septuagenario Eurico de Melo, virrey del Norte, hombre influyente entre los empresarios y la burguesía conservadora y con buenas relaciones con el presidente Mario Soares, cuyo hijo, Joáo, se presenta en la lista socialista. Esta tiene como cabeza de lista al constitucionalista Antonio Vitorino, desconocido del gran público, y los comunistas, a Luis Sá.

Trabajo elaborado por Ángel Antonio Hernández con informaciones de Peru Egurbide (Roma), Lluís Bassets (Bruselas), Lola Galán (Londres), Enric González (París), José Comas (Bonn), Juan G. Ibáñez (Madrid), Eudo Adriazola (Atenas), Charo Gasca (Copenhague) y Nicole Guardiola (Lisboa).

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