_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Fugas

Juan José Millás

Soy un experto en fugas; me he escapado más veces que El Lute y de más sitios. A los cinco años me evadí de clase ante las mismas narices de una monja enorme que llevaba media hora haciendo una descripción costumbrista del infierno, Ni se enteró, y eso que huí a través de sus hábitos: imaginé que me colaba por uno de sus pliegues y, enseguida, en lugar de las piernas encontré un bosque oloroso con una casita de turrón. Yo ya sabía que aquella monja no tenía piernas, porque en lugar de andar se deslizaba; lo que no habría podido sospechar es que escondiera una casita de turrón debajo de las faldas.Desde entonces no ha habido realidad hostil de la que no me haya descolgado con la ayuda de una sábana o de una lima imaginarias. Me he fugado de varios colegios, de seis o siete oficinas, de la mil¡. En la mift tuve un sargento que vendía enciclopedias a los reclutas bajo la promesa de no arrestarles; yo no compré, porque, sabía que ya estábamos arrestados y ésa no era forma de huir. Para escapar de la mil¡ hube de emplear alta tecnología imaginaria de la que me desprendí, por asco, cuando me licenciaron. Algunos compañeros se fugaron a través del alcohol o comprando enciclopedias, ya digo, pero hace poco me encontré a uno de ellos y hablaba como si continuara todavía allí, en la mili. Pobrecillo.

Quiero decir que no hay cárcel que se me resista. He huido de reuniones de trabajo enloquecedoras y de tardes eternas de domingo. Llevo, sin embargo, una temporada atrapado en la actualidad y no logro dar con un maldito hueco imaginario por el que huir del costumb rismo euro-andaluz sin caer en el sainete de Mariano Rubio y Luis Roldán. En la celda contigua a la mia agoniza de neorrealismo un italiano que me ha pasado una sierra en una barra de pan. Pero no tiene dientes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_