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De la Merced niega a Guerra y a "sus mariachis" autoridad moral para calificarla de fascista

La concejal de Madrid y tercera candidata del Partido Popular (PP) al Parlamento Europeo, Mercedes de la Merced, dio la cara ayer en un mitin en San Sebastián de los Reyes (Madrid), ante unas 5.000 personas reunidas en la plaza de toros, y confesó que sus declaraciones a este periódico sobre la política social de la dictadura franquista fueron desafortunadas. A renglón seguido, la concejal acusó a los socialistas de una "zafia manipulación" y una "orquestada agresión machista", y dijo que ella no tiene otra ideología que la democracia. De la Merced aseguró que ni el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, "ni ninguno de sus mariachis" tienen autoridad moral para calificarla de fascista.

De la Merced llegó al mitin pasadas las ocho de la tarde en compañía del presidente del partido, José María Aznar, y rápidamente se convirtió en la estrella. Grupos de jóvenes corearon que "es cojonuda", y su intervención fue interrumpida en dos ocasiones por una clamor general de "Mercedes, Mercedes". Antes de iniciarse el acto descargaron algunos chubascos sobre la plaza y la lluvia se hizo presente de nuevo mientras hablaba Aznar.La concejal de Chamberí, con una mezcla de energía y emoción, acusó a los socialistas de estar haciendo la campaña del miedo e indicó al auditorio que hay que desconfiar, pero de quienes "agitan las peores sombras de nuestro pasado porque tienen miedo al futuro". A renglón seguido entró de lleno en materia.

" He sido víctima de una zafia manipulación, de una orquestada agresión machista", dijo con palabras calculadas, "por haber incurrido en la inoportunidad de presentar sin fortuna una obviedad histórica, que el PSOE ha querido confundir intencionadamente con un elogio del régimen anterior".

La candidata proclamó que no tiene más ideología que la democracia y reivindicó su militancia en las juventudes liberales y la UCD, "que trajo las libertades", señaló, "y permitió a Felipe González llamarse Felipe González y dejar de llamarse Isidoro [alias del dirigente socialista durante la clandestinidad] ". La ovación fue de gala.

Días de sufrimiento

De la Merced, que no dijo una palabra sobre sus referencias de desconfianza hacia Cataluña y las protestas que han provocado, confesó haber sufrido estos días a causa de la "intimidación intelectual y la terrorífica violencia verbal del PSOE", pero agregó que ni "el hermano de Juan Guerra y el enterrador de Montesquieu", en referencia al vicesecretario general socialista, Alfonso Guerra, "ni ninguno de sus mariachis" tienen autoridad moral para tildarla de fascista.

Las demás intervenciones se centraron en el primer debate ante las cámaras de televisión entre los primeros candidatos del PP, Abel Matutes -que ayer participó en un mitin en Pamplona- y Fernando Morán. Tanto Aznar como los portavoces del Grupo Popular en el Congreso, Rodrigo Rato, y el Senado, Alberto Ruiz Gallardón, dieron a Matutes como ganador.

Rato fue el más cáustico. Dijo que el cabeza de cartel socialista, Fernando Morán, puso en evidencia que "no vale para nada" y que su participación en las negociaciones para el ingreso en la CE explica los malos resultados para España. Rato se preguntó por qué el PSOE le ha designado candidato pese a todo. "Porque era el único", se respondió a sí mismo entre carcajadas del público, "que estaba fuera cuando lo de Filesa, lo de Rubio o lo de Roldán, y no tendrá que decir si le preguntan que se enteró por los periódicos".

José María Aznar dijo que el debate demostró que uno de los dos candidatos "sabe de Europa y el otro no sabe de nada, que es el del partido socialista".

Los asistentes guardaron un minuto de silencio por el general Juan José Hernández Rovira, asesinado en Madrid. Alguna bandera del partido, de los centenares que ondearon, llevaba crespón negro.

El presiente del PP renovó su compromiso de luchar junto al Gobierno contra el terrorismo de ETA, pero recordó que, pese a las promesas reiteradas, el Ejecutivo sigue negándose a que los terroristas cumplan íntegramente sus penas en la cárcel. "Nosotros nos comprometemos", proclamó después de rechazar cualquier posibilidad de diálogo, "a que los terroristas dejen de matar, sencillamente porque deje de haber terroristas".

Anteriormente, en la presentación de un número de la revista Veintiuno, el presidente del Partido Popular había afirmado: "Hay algunos que están dispuestos a poner en peligro el espíritu constitucional por mantenerse unos días más en el poder".

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