Vocación democrática y humanitaria

La promoción de los derechos humanos y de la democracia y la vigilancia de los comportamientos democráticos en el seno de la propia Unión son algunas de las funciones, del Parlamento Europeo (PE) que le han proporcionado hasta ahora mayor prestigio internacional. La reaparición del racismo y de la xenofobia, con características muy violentas a veces, en las fronteras y en el seno de la Unión Europea (UE), o los grandes desastres humanitarios de nuestra época aportarán abundante material de trabajo a los europarlamentarios.El Parlamento podrá elegir, por tanto, entre consolidarse como institución europea e internacional de la vigilancia humanitaria y democrática -tomada en muchos casos como referencia por los países en regímenes de transición- o permitir que se vayan difuminando su capacidad de maniobra y su influencia en este campo. Los poderes mínimos para actuar ya existen, principalmente después de Maastricht, y sólo falta que se utilicen.

El PE tendrá instrumentos para pugnar en la profundización de la democracia en Europa y en su labor de control, mediante el nombramiento del Defensor del Pueblo, la formación de comisiones de investigación y la potenciación del derecho de petición de los ciudadanos.