"Los objetores y los insumisos nos llevan a un callejón sin salida"
Hubo un tiempo, que se antoja remoto, en que la sociedad miraba de reojo a las Fuerzas Armadas cada vez que se producía un hecho relevante, atenta al ruido de sables. Los escándalos que han sacudido recientemente la Política española no han provocado, en apariencia, la menor reacción en los cuarteles.Hay que distinguir lo que piensan como ciudadanos y lo que piensan como militares", explica García Vargas. "Supongo que, como ciudadanos, están preocupados por los acontecimientos de las últimas semanas, pero como militares les preocupan más otros temas que afectan a su labor profesional. Yo no he comentado con la cúpula [militar] el problema de Roldán. Imagino que, como todos los españoles, desean que al señor Roldán se le encuentre pronto y se le lleve ante el juez".
Pregunta. ¿Ha dañado el caso Roldán a la Guardia Civil?
Respuesta. Creo que no. En algún momento rozamos el que eso ocurriera, especialmente por las filtraciones que se producían de las comparecencias ante la comisión Roldán. Afortunadamente, ese riesgo se ha evitado y en este momento se distingue entre la figura de Roldán y la institución Guardia Civil, que tiene 150 años de antigüedad.
P. Usted, como ministro de Defensa, tuvo que despachar con Roldán. ¿Sospechó de él?
R. En un despacho formal cada mes sólo se habla de los puntos fijados de antemano. Mis despachos con Roldán trataban sobre el régimen de ascensos y disciplinario, y en los últimos meses sobre la ley de Personal de la Guardia Civil,. que tiene bastante paralelismo con la de las Fuerzas Armadas. En una relación como ésta, es dificil saber cómo vive una persona o cómo emplea su tiempo libre.
P. ¿Cómo es posible que se investigue al personal de una empresa privada que trabaja en un proyecto secreto de Defensa y no al jefe de la Guardia Civil?
R. Por supuesto que antes de los nombramientos hay una información que, en todo caso, respeta la intimidad. A lo largo del ejercicio del cargo, hasta ahora no habíamos sentido la necesidad de tener esos controles. Si en algún momento me hubieran propuesto hacer ese tipo de seguimiento, me lo habría pensado mucho. Creo que el Cesid [servicio secreto militar] no está para eso. Obviamente, a la vista de lo que ha ocurrido, hay que replanteárselo, pero con mucho cuidado. Hay el riesgo, que ya se ha dado en algún país, de que los servicios [de inteligencia] estén más atentos a lo que hacen otros servicios que a su tarea.
P. En su ministerio también e ha dado un caso de corrupción: la supuesta apropiación de 400 millones de pesetas en 1988 por un teniente coronel de contabilidad. Sorprende que no se descubriera antes el fraude.
R. Porque el ingenio humano no conoce límites la desviación se hizo de forma muy ingeniosa. El dinero salió de una cuenta cancelada en 1991 y revisada por el Tribunal de Cuentas, sin que se encontrara nada anormal. Parece que estamos ante un caso estrictamente individual. De cualquier forma, con retraso, pero han funcionado la inspección de Hacienda, los servicios del ministerio y la jurisdicción militar.
P. Uno de los puntos más polémicos del nuevo Codigo Penal es la insumisión, que se quiere castigar con inhabilitación para empleos y ayudas públicas o con retirada del carné de conducir.
R. No comprendo que se incumplan deberes constitucionales y, aunque a mucha gente le parezca mal, que casi nadie diga nada. En los dos últimos años se ha visto que nos estábamos convirtiendo en un caso atípico en Europa. El problema no es la insumisión, que tiene una dimensión reducida. Lo que me importa cualitativa y cuantitativamente es la prestación social. Aquí ha habido una gran anomia social que ha llevado a que instituciones que podían crear plazas para objetores no lo hayan hecho. Justicia ha elaborado un plan para que se aplique la ley de Objeción de 1984 y Defensa lo apoya incondicionalmente. Se tenía que haber hecho mucho antes.
Respecto al proyecto, de Código Penal, es un primer borrador, habrá que estudiarlo y ya veremos qué sucede en la tramitación parlamentaria. Lo importante es la eficacia de las normas y, si esas propuestas se aplican de verdad, se puede conseguir pro bablemente más eficacia que con la privación de libertad. Si me pregunta a qué conduce todo esto, la insumisión y el aumento de la objeción y que no se haga la prestación sustitutoria, le contesto: A un callejón sin salida.
P. Quizá el problema no es de Código Penal, sino de hacer más atractiva la mili. Los soldados españoles son los peor pagados de Europa y no tienen un marco claro de derechos.
R. Cierto. Para el Ministerio de Defensa lo más importante es solucionar eso. El nuevo reglamento del servicio militar, que el Gobierno aprobará el viernes, supone un cambio muy importante en la mentalidad de las Fuerzas Armadas. Nunca ha habido un reglamento que estipule las condiciones en que se cumple el servicio militar. Yo me resisto a decir que se trata de hacer más atractiva la mili. Su objetivo es racionalizarla, que no sea muy distinta de cualquier actividad laboral o profesional. Que haya un horario; un derecho a disponer del tiempo libre que sólo pueda suspenderse en casos extremos; el respeto a la confesión religiosa de cada uno; a los derechos humanos de los otros soldados, acabando con las novatadas... Es una concepción radicalmente nueva en nuestra historia, aunque no en otros ejércitos. Respecto a las retribuciones, debe haber una compensación económica por el esfuerzo superior que conlleva la mili.
P. El ministro de Defensa ruso, Pavel Grachov, asistió este semana, por vez primera, a una reunión de la OTAN. ¿Se ha convertido Rusia en un socio?
P. Está empezando a convertirse en un socio en el terreno de la seguridad. Ya no es una potencia ideológica ni militarmente hostil. La presencia de Grachov en la OTAN se produjo en un ambiente muy distendido y augura que las relaciones van a mejorar en los próximos años. A mí no me cabe ninguna duda de que la OTAN va a ampliarse. Teniendo 18 países en la puerta, que han firmado la asociación para la paz, es un proceso inevitable. La cuestión es cómo tratar el caso especial de Rusia.
P. ¿Cabe Rusia en la OTAN?
R. ¿Por qué no? No cabe duda de que si la OTAN incluyera a Rusia sería muy distinta de la que tenemos, pero también la actual es muy diferente a la que había en 1989. Hay que avanzar, con decisión pero cautela, sin arriesgar lo que existe.
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