El PSOE teme que un amplío triunfo del Partido Popular abra la crisis de gobierno

Sólo quedan 16 días. A medianoche, con sendas entrevistas simultáneas en dos cadenas privadas de televisión, Felipe González y José María Aznar abrieron una de las más das campañas electorales vividas desdela época de la transición. La campaña se inició con el sentimiento en las filas socialistas de que si el 12 de junio su partido es barrido por los populares en las elecciones al Parlamento Europeo, el Gobierno tendrá queafrontar la dimensión interna de la derrota, que podría plasmarse en una crisis de Gobierno. En la apertura televisiva de la campaña, ambos líderes discreparon sobre las posibles consecuencias del resultado de las urnas.

El jefe del Ejecutivo recalcó la necesidad de "respetar las reglas del juego" propias de unas elecciones europeas, aunque reconoció que un resultado "catastrófico" para los socialistas obligaría a hacer una "reflexión". El líder de la oposición advirtió que victoria del Partido Popular le allanaría el camino hacia La Moncloa.Una diferencia a favor del PP próxima a 10 puntos es el escenario más, dramático que se plantean fuentes gubernamentales y del PSOE. Una catástrofe semejante podría desembocar en una moción de confianza, e incluso en el anuncio de elecciones anticipadas para el otoño. En cambio, si la victoria popular que auguran todas las encuestas es moderada, González se aferraría a su tesis de que su mandato no está en juego.

Socialistas y populares se disputan a partir de hoy bastante más que 64 escaños en Estrasburgo y 109 en Andalucía. El PSOE posee 27 eurodiputados y 62 parlamentarios andaluces, mientras que el PP tiene 15 y 26, respectivamente. En las últimas elecciones europeas, celebradas en 1989, los socialistas se alzaron con una victoria por 18,5 puntos. Entonces se eligieron 60 eurodiputados, y el 12 de junio esta cifra se elevará a 64.

González tiene previsto dar ocho mítines, y su contrincante, uno diario hasta el viernes 10 de junio, víspera de la jornada de reflexión.

El líder de Comisiones Obreras, Antonio Gutiérrez, animó ayer el debate electoral al pedir que González ceda su puesto a otro socialista capaz de ampliar los apoyos parlamentarios más allá de los que prestan los nacionalistas catalanes y vascos. Gutiérrez considera que González "está agotado". El líder sindical abogó por un pacto de Estado contra la corrupción.

Convergència i Unió (CiU) y el PNV harán su particular interpretación de estas elecciones, al permitirles sondear la opinión de sus votantes respecto a la mano parlamentaria que le tienen tendida al PSOE desde las elecciones generales del pasado mes de junio. Hasta hoy, ambos partidos han considerado innecesaria una votación de confianza.

Izquierda Unida confía en capitalizar el malestar social provocado por los escándalos de corrupción para romper la bipolaridad política. Pero sus dirigentes temen que si el PSOE esgrime el grito de "¡viene la derecha!", el electorado de izquierda se refugie en el voto útil y le dé la espalda.

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