ETA vuelve a herir al pueblo sencillo, según el vicario general castrense

ETA sabe cómo herir al pueblo sencillo, y lo ha demostrado de nuevo con su último atentado mortal en Madrid, el que le costó la vida al teniente Miguel Peralta Utrera el pasado lunes. El vicario general castrense, José Manuel Estepa, hizo ayer esa reflexión durante el funeral realizado en la explanada del cuartel del mando de Transmisiones del Ejército en Madrid. Peralta fue enterrado luego en Chiclana (Cádiz).

Ante el dolor contenido de la viuda y los tres hijos mayores del militar asesinado y el llanto desatado de la hija menor, el vicario pidió que "la sangre derramada no nos deje dormir ante la exigencia de renovación de España y de rechazo total de la demencial violencia".La ceremonia, iniciada a las once de la mañana, se desarrolló en medio de un respetuoso silencio. La homilía fue breve. Las autoridades no hicieron declaraciones. Un centenar de personas, aproximadamente, ocuparon el espacio reservado para civiles, mientras varias decenas de altos mandos del Ejército de Tierra y del Aire participaron en el homenaje póstumo. En representación del Gobierno -el ministro de Defensa, Julián García Vargas, se encontraba ayer en Bruselas- acudió el secretario de Estado de Defensa, Antonio Flos Basols. También estuvieron presentes el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina; el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, y los jefes de Estado Mayor del Ejército de Tierra y del Ejército del Aire, José Faura Martín y Manuel Ignacio Quintana, respectivamente.

En la misa, concelebrada con otros cinco sacerdotes, Estepa resaltó que "los terroristas han vuelto a matar en Madrid a un militar humilde y padre de familia, en pretensión, desgraciadamente acertada, de herir de modo más tangible al pueblo sencillo y a las Fuerzas Armadas". José Manuel Estepa exhortó a "proseguir el camino", aunque "las circunstancias de egoísmos y de graves irresponsabilidades que caracterizan el actual momento parecen anular o disminuir" la certeza de que "el amor puede terminar por expulsar el odio".