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Sopa de siglas e instituciones

En una Europa repleta ya se siglas y de instituciones, la aparición de una nueva iniciativa añade una cierta confusión, con mayor razón desde el momento en que la CSCE ya cuenta desde 1990 con un centro de prevención de conflictos y desde 1992 con un alto comisario encargado de los problemas de las minorías nacionales. De ahí las reticencias de algunos socios de Francia a añadir un elemento más a la sopa de letras europea y el empeño de España de que, cuando esté cumplida la labor, la CSCE retome el testigo.El proyecto original, que preveía incluso retoques de fronteras de común acuerdo, ha sido recortado hasta olvidarse también de otorgar garantías militares a las posibles víctimas de un incumplimiento del pacto. Se han excluido además del ámbito de la negociación los principales conflictos, empezando por el de la antigua Yugoslavia. Bosnia está en guerra, pero no así Macedonia, que parecía un lugar idóneo para la diplomacia preventiva.

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La zanahoria que se ofrece a los países del Este es, según los detractores del proyecto, relativamente imprecisa en lo político y poco generosa en lo económico. En el primer aspecto, el canciller alemán, Helmut Kohl, tiene la intención de hacer durante su presidencia de la UE, a partir de julio, propuestas más atrevidas que asocien a los países de Visegrad a las cumbres comunitarias. En el segundo aspecto no se añade, por ejemplo, ningún programa de. cooperación a los ya existentes.

Aun así, la diplomacia francesa cree que había que intentarlo. Si surge otro conflicto al estilo yugoslavo no se podrá acusar a los Doce de no haber hecho algo de antemano.

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