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Directivos y empleados de Agromán ganaron 5.000 millones con la compraventa de acciones de la empresa

Directivos y trabajadores de Agromán, la constructora filial de Banesto, ganaron 5.000 millones de pesetas en sólo cuatro meses con la compraventa de acciones de la compañía, en 1989. Agromán colocó entre estos empleados 813.805 acciones, ingresando por ello 885 millones de pesetas. A los pocos días, las acciones empezaron a subir hasta multiplicar, por seis su valor en pocas semanas. El precio de este paquete subió hasta los 6.389 millobes. La compra de acciones no fue proporcional. Según datos de la empresa, el equipo directivo -integrado por unas 40 personas- compró el 29% de las acciones, mientras que 586 empleados (el 121/1 de la plantilla) suscribieron el 71% restante.

Agromán atravesaba una fuerte crisis cuando se hizo la colocación de acciones. La constructora tenía una deuda de 30.000 millones de pesetas con Banesto y había perdido el primer lugar entre las constructoras españolas, que había ocupado durante 30 años.Agromán ganó en 1989 un 9% más que el año anterior hasta alcanzar los 1.968 millones de pesetas. Hoy la empresa pasa por una grave crisis. Las pérdidas del año pasado han alcanzado los 7.800 millones. Banesto, controlado ahora por Banco Santander, sustituyó la semana pasada al presidente de la empresa, Luis Ducasse, quien durante muchos años fue un estrecho colaborador del ex presidente de Banesto, Mario Conde. El nuevo presidente es José Antonio Urquizu.

La mayoría de la plantilla (4.264 personas) quedó fuera de la operación. "Desde el principio, la dirección presentó la operación como poco rentable para que no se compraran las acciones", dicen fuentes sindicales de la empresa. Dos miembros de la antigua dirección que piden no ser identificados lo niegan. "Quien no compró fue porque no quiso", afirman. Estos directivos no ocultan que 11 muchos de quienes compraron acciones las vendieron cuando la Bolsa empezó a subir", obteniendo fuertes ganancias.

'Calentar' el valor

Un antiguo directivo y un sindicalista coinciden en señalar que la empresa "calentó el valor para hacerlo subir". Los ex directivos lo niegan: "La subida se debió a una mejora de las expectativas y de los resultados de la empresa. Hubo diversos informes de especialistas que aconsejaban comprar, pero los trabajadores no les hicieron caso", dicen fuentes de la antigua dirección.Uno de los ex directivos que se beneficiaron de la operación discrepa: "Fue un negocio redondo. Se ofrecieron las acciones a todos los empleados, pero se les pusieron las cosas muy negras para que no compraran", añade. Un trabajador coincide con estas afirmaciones: "Los empleados de base compramos muy pocas acciones porque nos hicieron ver que la operación era ruinosa y luego resultó un gran negocio. Los pocos que compraron lo hicieron por miedo".

La antigua dirección niega estas afirmaciones y argumenta que, como prueba de su deseo de que las acciones llegaran a todos los empleados, "la oferta tenía inicialmente un límite según el cual nadie podía comprar más de 2,7 millones de pesetas. Pero el fracaso de la colocación entre los empleados obligó al equipo directivo a quedarse con las acciones no colocadas", aseguran las mismas fuentes.

Días después de la colocación, el precio de la acción empezó a subir de forma brusca y también el volumen de contratación se disparó. Según datos de la Bolsa de Bilbao la única donde cotizaba entonces Agroinán-, a finales de marzo las acciones llegaron a las 3.157,5 pesetas, en abril alcanzaron las 1.480, en mayo 5.220, en junio (5.470 y en julio 6.389 pesetas. A partir de entonces las acciones tuvieron un lento goteo a la baja. Hoy cotizan a 680 pesetas, por debajo del valor nominal que es de 750 pesetas.

Entrada de Ducasse

La venta de acciones se hizo a los pocos meses de entrar en la empresa los hombres del anterior presidente de Banesto, Mario Conde, con Luis Ducasse como máximo directivo. Entre febrero y marzo de 1989, Agromán y el banco decidieron colocar el 11% su capital (1,6 millones acciones) entre los empleados a un precio de 1.087,5 pesetas la acción, muy por debajo del valor medio en el mercado que era entonces de 2.695 pesetas. Sin embargo, sólo se colocó la mitad de este paquete. El resto quedó inmovilizado en la sociedad Nueva Baude, controlada por los directivos, en lo que quiso ser una sindicación de acciones para implicar más al equipo directivo en la empresa. Estos títulos no se vendieron "hasta pasados más de tres años cuando las acciones ya estaban por debajo del precio de compra", dice la antigua dirección. Según la empresa, una parte de las acciones colocadas entre los empleados procedían de la autocartera (títulos en poder de la empresa) y el resto era el sobrante de una ampliación de capital hecha un año antes que no tuvo aceptación en el mercado.Además de los entonces directores generales José Antonio Marín y Fernando Bilbao, compraron acciones todos los miembros del consejo de la empresa, integrado entonces por Luis Ducasse como presidente, José María Aguirre González, vicepresidente; Pedro Meroño, secretario general, y los consejeros Marcelino Oreja Aguirre (ex ministro de Exteriores con UCD y hoy propuesto como comisario europeo y miembro del PP), Pablo Durán, Julián Coca, José Antonio Urquizu y Vicente Ricardo Figaredo.

Oreja admite que compró acciones, pero ha mostrado documentación a éste'd1ario que prueba que no vendió sus títulos hasta junio de 1993, cuando dejó el consejo de la constructora. Para entonces las acciones habían caído en picado y cotizaban por debajo del precio de compra. "Mientras fui consejero no vendí. Es una norma que he tenido en las empresas donde he sido consejero: comprar pero nunca vender, porque me parecía que había que dar ejemplo", afirma.

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