El pecado llevó la penitencia
Zubizarreta cogió el 'balón, observó cómo Stoichkov, por la banda izquierda, ¡niciaba la carrera y se lo envió con rapidez. El búlgaro controló la pelota, cruzó el centro del campo y. la envió de un patadón al área a ver qué pasaba; es decir, que la mandó a la olla, recurso (le los malos equipos cuando no saben qué hacer. Allí no había nadie más que dos defensas del Milan y el portero. Éste se hizocon el balón, se lo dioPannucci, Pannucci Donadoni, Donadon¡ a Massaro... 48 segundos después llegaba el 2-0.Lo importante de tener la posesión del balón es que mientras dure, el contra *o no puede hacer jamás un gol. Cruyff ha grabado a fuego este principio en la mente de sus jugadores. Se hartan de llevar la pelota arriba y abajo, de lado a lado, eso sí, siempre a ras de suelo, hasta que encuentran el hueco que les incite a probar fortuna. Si pierden la pelota, que sea tras haber puesto al contrario en aprietos. Por eso, está absolutaniente prohibido mandar el balón alaolla.
Pues -fue lo que hizo el Barcelona desde el comienzo. Como si Romario, repentinamente, hubiera crecido medio metro. El equipo sólo realizó en todo el partido dos Jugadas con su sello inconfundible. A continuación, llegó la locura colectiva, con Stoichkov, Sergi y Ferrer man
dando pelotazos por alto.
En la segunda parte, con 45 minutos por delante para recobrar un estilo que ha asombrado al mundo, Koeman tardó 30 segundos en volver a rifar el balón. Recibió, a cambio, dos goles. En ese espacio de tiempo el eje Guardiola-Koeman-Sergi monopolizó el juego -50 to-ques de balón entre los tres-, sin estirarlo ni conservarlo. Lo contrario de lo que ha estado haciendo en la Liga.
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