La Oveja Negra no se hunde

Cuando Miguel Ángel, cantante del grupo La Oveja Negra o Gris, salió a cantar el lunes por la noche en la plaza Mayor, había seis personas delante del escenario. Dos llevaban paraguas, y uno, el capuchón del anorak. "Esperamos 20 minutos, pero la lluvia no paraba, así que nos mojamos", explica Miguel Ángel, cuyo nombre artístico se pronuncia al revés: Legna Leugim.Hasta ahora, el único acto suspendido por la lluvia isidril ha sido el pregón de la miniexposición de libros sobre Madrid, en Cibeles, el viernes pasado. El grupo La Oveja Negra cantó 13 temas y su estilo nuevo juglar consiguió sacar de los soportales a unas 600 personas, que le aplaudieron sinceramente.

"Cantar mientras el público se moja no es lo ideal", señala el cantante. Pero, mojado o no, el público pidió más cuando La Oveja Negra o Gris dio por terminada su actuación. Sin embargo, la solidaridad pudo más que la sensación de triunfo. "Si estiraba mi actuación, podía fastidiarle la noche a Hilario Camacho. Era mejor que él empezara sin lluvia", explica Miguel Ángel.

A Camacho no le tocaron más que unas gotas y un ligero amago de chaparrón. La gente abría y cerraba el paraguas al ritmo de la música o lo utilizaba como un acompañante en caso de ausencia de pareja. No era la tónica: en general, el público estaba formado por parejas que utilizaban un solo paraguas.

No está previsto que las actuaciones se suspendan en caso de lluvia. Según el meteorólogo Jorge Luis Ron, hoy y mañana no lloverá, pero los mapas indican que el viernes volverá la borrasca. "El sábado y el domingo habrá nubes por la mañana y tormenta a la hora de los conciertos", afirma.

En Las Vistillas, el sistema de altavoces, colocados hasta casi el nivel de la calle de Segovia, ni si quiera se ha estrenado. La noche del lunes acudieron menos de 200 personas a bailar con la orquesta Pershing. Sin embargo, no se lo pasaron mal: se movieron hasta que sus ropas se secaron al calor de la música.