La Escuela de Idiomas lleva dos años sin dejar libros por falta de bibliotecario
La biblioteca de la Escuela Oficial de Idiomas no presta libros a ninguno de los 13.000 alumnos matriculados en dicho centro. Y la mayoría de los días la sala de lectura aparece precintada con un cartel en la puerta que impide el paso a los usuarios. El problema: no hay bibliotecario. Sólo un bedel vigila a los estudiantes que hincan el codo en las mesas de lectura, pero que se niega, según cuentan profesores de la escuela, a prestar libros.
Desde hace casi dos años, los estudiantes de idiomas no pueden hacer uso de los volúmenes almacenados de las 18 lenguas que se imparten en este centro. A pesar de que ya se han hecho a la idea de no poder llevar a casa los libros clasificados en las estanterías, los alumnos se quejan: "Parece increíble que no podamos sacar ningún libro. A partir de tercero te exigen leer mucha literatura, y así no podemos. O los compramos o los pirateamos", asegura Marino, un alumno que, desde hace siete años, estudia alemán, francés y ruso.
Durante año y medio la puerta de la biblioteca ha permanecido cerrada a cal y canto. Y ha sido el pasado enero cuando la dirección de la escuela tomó la decisión de dejar pasar a los alumnos. "Por lo menos ahora no tenemos que estudiar en el bar", dice Leonor, de 25 años, estudiante de segundo curso de inglés.
Los alumnos sólo entran a estudiar. Saben que no pueden sacar los tomos fuera. Y eso que el gran orgullo del centro son los cientos de miles de libros inéditos en España. Uno de los mejores fondos con los que cuenta la escuela es el dedicado a la lengua rusa, en el que han contribuido con la aportación de ejemplares los niños de la guerra emigrados Rusia. "Y todo para nada, porque ningún alumno los puede sacar. ¿Qué les costará poner un bibliotecario?", se cuestiona una profesora, que prefiere no desvelar su nombre.
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