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Reventas abonados a Las Ventas

Los vendedores ilegales de entradas de la plaza de toros siguen su trabajo pese al control policial

Antonio Jiménez Barca

Dos miembros de la Policía Municipal, vestidos de paisano, requisaron el pasado miércoles 90 entradas y dos abonos a dos reventas que confundieron a los agentes con posibles compradores de entradas para la Feria de San Isidro, que empieza el sábado.Sin embargo, el hecho no ha disuadido para nada a los que hacen un negocio de la feria. Ayer, alrededor del mediodía, una treintena de reventas apostados en las inmediaciones de la plaza de toros ofrecía a los paseantes abonos y localidades para distintos días, sin ningún disimulo y sin ningún temor.

"Por la policía no se preocupe", comentaba ayer una señora que vendía localidades al lado de la plaza.

"Yo llevo las entradas en el cuerpo y si queréis alguna bajamos al metro o vamos a uno de los bares de aquí cerca y le doy las que quiera", añadía la mujer, que a sí misma se calificaba como de persona "muy taurina" y "de gran experiencia" en esto de la venta ilegal.

La señora ofrecía, entre otras oportunidades, un abono, que en la taquilla costó 109.000 pesetas, por más de 300.000. "Aunque el precio es relativo; se puede discutir", explicó.

Para la corrida del próximo miércoles 18, un buen cartel según los entendidos, con Ortega Cano, Julio Aparicio y Jesulín de Ubrique, ya no hay una sola entrada a su precio de salida. Eso sí, si alguien quiere hacerse con una localidad de sol en la fila 21, que en taquilla costó 1.300 pesetas, tendrá que desembolsar, por lo menos, las 3.500 pesetas que pedían ayer por ella los reventas, quienes insistían, además, en que este precio iba a ser ampliamente superado según se acercara la tarde de la corrida.

El pasado día 9, fecha en que se abrieron las taquillas para poder comprar localidades de este festejo, los reventas, que pasaron la noche a la puerta de la plaza, se apropiaron de la práctica totalidad de las 1.500 entradas puestas a disposición del público.

El aforo completo de la plaza de toros de Las Ventas es de 21.000 localidades, pero 19.500 pertenecen a los abonados, que tienen derecho a renovarlo cada temporada.

Este año, de esas 19.500 personas abonadas, sólo han renunciado a ese tesoro particular 240 aficionados. Así, adquirir una localidad para alguna de las corridas de más fuste es poco menos que una tarea imposible.

Por un lado, hay que tener en cuenta que las entradas salen siempre cinco días antes de cada corrida y, por otro, que en los festejos de buen cartel se tiene que estar dispuesto a pasar toda la noche en vela codo a codo con los reventas, lo que puede resultar peligroso porque algunos esgrimen armas en la defensa de sus sitios en las colas.

"Para pillar estas dos entradas [en taquilla sólo dan dos por personal me tuve que venir a las cinco de la mañana", comentaba ayer un reventa. "Hay quien alquila a macarras con navaja por mil o dos mil pelas y un bocadillo para que esperen por la noche, y así, a veces, me ha ocurrido que ni yo mismo he logrado comprar una localidad".

Uno de los jefes de estas mafias lo confesaba ayer tranquilamente: "Hace falta venir muy pronto, pero yo no; ¡faltaría más!".

Tampoco este reventa temía mucho a una posible aparición de la policía. Después de ofrecer a 500.000 pesetas un abono de sombra adquirido, según dijo, por él mismo a menos de 340.000, añadió: "Si hoy no está usted de acuerdo puede venir mañana: yo estoy aquí todos los días".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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