El hundimiento 'tory' en las municipales pone a Major al borde del KO
La realidad ha sido cruda con el Partido Conservador británico. Los resultados de las elecciones locales celebradas el pasado jueves han superado los peores pronósticos para los tories, que han perdido el control de 17 ayuntamientos y un total de 408 concejales, según datos aún provisionales correspondientes a 191 ayuntamientos. Es el fracaso más sonado desde la batalla de la poll tax (polémico impuesto local) y el posterior descalabro de 1990. La suerte parece estar echada para el primer ministro, John Major, cada vez más acosado y al borde del KO, que ayer hizo unas escurridizas declaraciones lamentando el pobre resultado obtenido por su partido, aunque dejó claro que no está dispuesto a tirar la toalla ante la batalla interna que se le avecina.
Al contrario, los líderes de los opositores partidos laborista y liberal-demócrata -John Smith y Paddy Ashdown, respectivamente-, se felicitaban por sus resultados. Los laboristas británicos, que han obtenido 750 concejales más que los otros dos grandes partidos juntos, aunque sólo han logrado el control de cuatro ayuntamientos más, se autoproclamaban ayer vencedores.Sin embargo, quizás lo más notable que refleja el resultado de las urnas sea el ascenso de los liberal-demócratas -pasan a controlar 19 municipios- y su consolidación como fuerza política, aunque siempre han tenido buena estrella en los comicios locales.
Los laboristas obtuvieron aproximadamente el 41% de los votos emitidos, frente al 28% de los liberal-demócratas y el 27% de los conservadores. Un resultado que justifica sobradamente titulares como Humillación, Catástrofe y Desastre con los que ayer calificaba la prensa inglesa la estrepitosa derrota tory. Ya proliferaban ayer los análisis y vaticinios de una batalla interna del todavía partido en el poder a cuyo término estaría la salida del jefe del Gobierno.
La mayor parte de los analistas coincidían ayer en señalar que los votantes tradicionalmente conservadores se habían quedado en casa el jueves, hartos del lamentable espectáculo ofrecido por un partido que parece gastar sus mejores energías en autocombatirse.
Los tories se han visto perjudicados también por un voto de castigo que ha ido a parar, en gran medida, al partido de Paddy Ashdown. Sin embargo, no deja de ser curioso que cada una de las tres fuerzas políticas en liza haya perdido alguno de los ayuntamientos estrella e Londres a manos de los otros contrincantes.
Los conservadores se han quedado sin el control de circunscripciones como Croydon y Ealing, en su poder durante generaciones; y los laboristas han perdido Lambeth, una simbólica plaza en el Gran Londres. Mientras, los liberal-demócratas pierden en la misma ciudad Tower Hamlets, que ha pasado finalmente a los laboristas.
La tristeza de Clark
El ministro de Hacienda, Kenneth Clark, no ocultaba ayer cierta tristeza por "los buenos concejales que se han perdido"., Mientras, algunos rebeldes tories como John Carlile se apresuraban a reclamar un profundo cambio de Gobierno para evitar que la. catástrofe se repita en las próximas elecciones europeas y en las generales. Carlile admitió ayer sin paliativos que John Major se encuentra ahora "en una situación insostenible".
El líder laborista, John Smith, anunció sin embargo que su partido reclamaría unas elecciones generales anticipadas si los conservadores se lanzan ahora a un reajuste gubernamental en la que, incluso, podría rodar la cabeza del propio Major. "No ' es el primer ministro el que ha resultado dañado por los resultados de las elecciones locales, sino todo el Partido Conservador", insistió Smith.
El aumento de los impuestos locales introducido por los conservadores en abril pasado no parece ser el responsable esencial de lo ocurrido, aunque la campaña electoral, muy práctica, ha estado basada casi exclusivamente en la cuestión de las tasas. Los conservadores se disponen ahora a apurar el cáliz de las elecciones europeas. El desastre sufrido por los conservadores en los comicios del pasado jueves puede ser el preludio de otro no menos duro en las elecciones europeas a celebrar el próximo mes de junio. John Major tendrá muy dificil, por no decir imposible, seguir entonces en el poder si los votantes vuelven a darle la espalda en esa ocasión.
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