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Trigo rosa para el roedor

El Ayuntamiento extermina "desgraciadamente" las ratas de sus alcantarillas

Las criaturas peludas que se arrastran por las galerías del subsuelo madrileño sufrirán estos días un particular holocausto. El Ayuntamiento de Madrid ha emprendido su campaña anual de desratización: "Desgraciadamente tenemos que exterminarlas", reza su lema. Tampoco es para tanto. Sólo morirán de anemia perniciosa algunas de los millones de ratas que viven bajo el asfalto.No corren peligro de extinción: una sola pareja puede tener 30.000 descendientes, porque cada 21 días una hembra puede traer al mundo una docena de crías de color rosa. El mismo que el del trigo (nada limpio) qué les dará de comer Vetoquinol, la empresa privada que gestiona esta campaña.

Durante este año el Ayuntamiento se gastará 40 millones de pesetas en controlar a los roedores madrileños, la mayor parte ratas grises (Ratus norvergicus). Una veterinaria de la empresa concesionaria, Amparo Peris, explica que no se limitarán a poner cebos, sino que también se hará un estudio para determinar qué enfermedades se dan ahora entre la población subterránea y, por tanto, qué dolencias podrían transmitir a los humanos. "Las enfermedades del subsuelo suelen ser un reflejo de las de arriba: si los humanos tienen tuberculosis, las ratas también", asegura Peris.

El secreto de la desratización estriba, explica Peris, en que las ratas -"listísimas", dice- no asocien determinada comida con la muerte de sus compañeras. Por eso el veneno de sus cebos (pequeñas bolsitas de trigo) hace efecto muchas horas después de que la rata lo coma.

Pero son desconfiadas y antes de probar el nuevo manjar lo observan durante uno o dos días", añade. Empezarán las razias anti-rata en la superficie de los distritos periféricos y progresivamente irán hacia el centro y las alcantarillas más profundas.

Peris explica que la cifra ideal de ratas en una ciudad (porque también tienen efectos beneficiosos como avisar a los operarios del alcantarillado de fugas de gas) es de un roedor por cada habitante, pero evita dar un cálculo de la población actual.

Para controlar la proliferación de roedores el Ayuntamiento insistirá en la educación de los ciudadanos de la superficie. Recomienda no dejar restos en las calles, cerrar bien las bolsas de basura y avisar cuando se detecte un foco de ratas. Ni el municipio ni la empresa concesionaria (durante la campaña) cobran por estas llamadas de auxilio de los humanos frente a las grises peludas.

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