La industria perdió 428.000 empleos en los tres últimos años, el 73% sobre el total destruido

La recesión económica se ha cebado en el sector industrial, que lleva perdidos 28.000 empleos entre 1990 y 1993. Esta cifra supone el 73% del total de los puestos de trabajo destruidos en el conjunto de los sectores (588.000). El año más dramático fue 1993, ya que la industria perdió 320.000 puestos de trabajo. En el sector del metal, uno de los más castigados, durante el pasado año se destruyó todo el empleo que se había generado en el quinquenio 1985-1990, cuando la economía crecía a un fuerte ritmo. Así lo confirma la Encuesta de Población Activa (EPA).

La EPA fija en 8.685.600 el número de asalariados en el con junto de la economía al finalizar 1993. El resto, hasta completar la población total activa, cercana a los 12 millones de personas, lo compone el número de autónomos de las distintas ramas de actividad. Si en el año 1990 el total de empleo en la industria era de 2.624.700 empleos, al finalizar el pasado año el total de los asalariados en ese sector era de 2.198.800. Nadie se atreve a diagnosticar a corto plazo el 5n de esta dinámica. Pero el secretario de Estado de Industria, Juan Ignacio Moltó, matiza que "no nos podemos quedar sólo en la cifra del empleo por que sería equívoco". "Lo im portante", prosigue, "es mantener el peso específico de la in dustria en el PIB y eso se mantiene e incluso mejora". A su juicio, no se está pro duciendo desindustrialización, sino un trasvase de empleo de la industria a los servicios, como ocurre en los países avanzados. "El pasado año, la in versión de las multinacionales en la industria española fue importante, a pesar de estar en re cesión y de que haya habido casos de desinversiones de todos conocidos", recalca el secretarío de Estado de Industria. "Por supuesto, que el desempleo es el gran problema, pero no el que trabajen menos per sonas en la industria, si la pro ducción se mantiene y pasan al sector terciarlo o de servicios".

Moltó pone el ejemplo del sector de automoción en el que, durante el periodo de 1986 a 1992, la producción creció un 37% y registró una pérdida del 3,5% de empleo. No se incluyen los vehículos industriales. "El peso industrial español ha crecido y eso es lo importante. Además tenemos que volcarnos en sectores que concentren mucha tecnología y competitividad y que nos permita exportar más", manifiesta Moltó.

Esta lectura es bastante dispar con la que hace el gabinete técnico Federación Minerometalúrgica de Comisiones Obresas. "Lo cierto es que la crisis ha destruido un tejido industrial que nunca se recuperará. Hemos retrocedido en un año lo que se había ganado en cinco. Esto demuestra que lo que se ha dado en llamar el boom español de los años comprendidos entre 1985 y 1990 no ha sido más que una burbuja que no ha logrado sentar las bases de un desarrollo industrial", añden estas fuentes sindicales.

Tampoco este sindicato cree que la inversión extranjera industrial sea reseñable, ya que se ha dirigido hacia sectores financieros. Según este sindicato, "el Gobierno no ha informado de cual era la realidad que se impondría con nuestra entrada en la Unión Económica y Monetaria. Ahora nos damos cuenta de que la crisis industrial ha estallado con toda su crudeza y que la factura la pagan en su mayor parte los trabajadores".

Ajuste duro

El director de Economía de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), José Folgado, califica de "brutal y durísimo" el ajuste de empleo en el sector Industrial. Recalca, no obstante, que "lo peor ya ha pasado y durante el presente año puede que no '.haya destrucción de empleo en el sector". El Índice de Producción Industrial (IPI) ha subido un 5,7% el pasado febrero, lo que sitúa la media de los dos primeros meses del año en el 4,6%. "Creo que el ajuste laboral y financiero ya se ha hecho y que comienzan el cambio de tendencia", reseña Folgado.

A juicio del representante de la patronal, no era necesario haber pagado un precio laboral tan alto por el ejuste industrial y añade: "el cambio actual realista de la peseta, la moderación salarial, la bajos tipos de interés y un entorno internacional más favorable, hacen que la industria pueda recuperar su nivel de actividad". Según Folgado, es importante mantener el tejido industrial y no perder la batalla de la tecnología como valor de futuro.