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Los moscovitas celebran el Primero de Mayo en tres cortejos pero sin incidentes

Pilar Bonet

Varias decenas de miles de moscovitas conmemoraron ayer el Primero de Mayo con tres manifestaciones distintas que discurrieron pacíficamente y sin incidentes, a diferencia del año pasado, cuando un policía resultó muerto y varios centenares de personas heridas.

La defensa de los trabajadores y las reivindicaciones sociales al Gobierno fueron el tema central del cortejo organizado por la Federación Moscovita de Sindicatos a primera hora de la mañana. El rechazo al acuerdo social firmado por varias fuerzas políticas y sociales el 28 de abril a requerimiento del presidente Borís Yeltsin fue el lema de los comunistas, tanto en Moscú como en otras manifestaciones de provincias, y la beligerancia sin cuartel contra el actual equipo directivo ruso, sumada a la nostalgia del estalinismo y del viejo sistema soviético, marcaron el ánimo de la comitiva organizada por los sectores más irreconciliables, dirigidos por Víktor Ampílov, el líder de la organización marxista-leninista Rusia Obrera.Ampílov pidió ayer el cese del Gobierno y exhortó a preparar una huelga general para el 3 de octubre próximo, antes de iniciar una marcha de varias horas de duración por la avenida más larga de la ciudad. A ella se incorporaron el líder del Partido Comunista de Rusia, Guenmádi Ziuganov; el ex jefe del Parlamento soviético, Anatoli Lukiánov; y el líder del Frente de Salvación Nacional, Illa Konstantínov, que habían participado antes en la convocatoria comunista. Lukiánov, Konstantínov y Ampílov fueron amnistiados el pasado febrero por el Parlamento ruso de los cargos que pesaban contra ellos (participación en el golpe de Estado de 1991 en el caso del primero y en los sucesos de septiembre y octubre de 1993 para los otros dos).

El cortejo hizo ondear banderas rojas y abundantes retratos de Stalin y Lenin, que habían perdido su apresto de carteles de producción masiva y, descoloridos y sobados, parecían más bien reliquias del pasado. Nutridos vendedores hacían circular su mercancía de periódicos de corte radical y biografías de Stalin. Junto a los veteranos cargados de medallas, era notable sin embargo una nutrida presencia de jóvenes con cazadoras de cuero, cabellos rapados y camisetas de agresivos dibujos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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