Un vendedor de la ONCE, condenado a un año por engañar a una clienta y quedarse con dos cupones prendados con 10 millones
"Mire a ver si me ha tocado algo, por favor". Pedro B., de 34 años, acercó todo lo que pudo los dos cupones a sus ojos miopes (su ceguera no es total) y repuso con esquiva y aviesa mirada: "Sí, los dos últimos números de la terminación; mil pesetas por cada uno".En realidad, Pedro sabía perfectamente que sendos cupones (con el número 87.001 y pertenecientes al sorteo del 20 de marzo de 1992) habían sido agraciados con cinco millones de pesetas (en total, 10 millones).
Cerró el quiosco lo antes que pudo e ideó una manera de cobrarlos sin levantar sospechas de su empresa, la ONCE. Su madre, Rosario F., de 70 años, sería la persona que cobraría por él los 10 kilos. Y así se hizo. La madre, que estaba al tanto de la triquiñuela, acudió a una oficina de la ONCE y canjeó sendos cupones por un talón nominativo que después cobró, en efectivo, en una sucursal de Banesto.
Los problemas llegaron unos días después. Resultó que la clienta, Nicolasa C. A., acudió a la tienda donde había adquirido ambos cupones y allí le dijeron que los dos números que se había llevado días antes tenían un premio de 10 millones.
En el juicio, celebrado el pasado 16 de marzo en la plaza de Castilla, quedó suficientemente acreditada la connivencia entre hijo y madre para apropiarse del dinero. El juez entiende que el vendedor, que regenta un quiosco de la Organización Nacional de Ciegos en el distrito de Villaverde, abusó de la confianza que la clienta había depositado en él.
El juez ha impuesto al empleado de la ONCE un año de cárcel por apropiación indebida y le suspende durante ese mismo periodo para ejercer su oficio, que le acarrea unas ganancias mensuales de en torno a las 250.000 pesetas. A la madre, como encubridora, la condena a pagar una multa de 500.000 pesetas. Además, madre e hijo deberán indemnizar a la clienta con 10 millones de pesetas, más los intereses devengados. Cuando se celebró la vista, aún no habían devuelto el dinero. Ahora, si no pagan, deberá hacerlo por ellos la ONCE, como responsable subsidiario.
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