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200.000 italianos 'toman' Milán y proclaman "la nueva resistencia"

Democracia, libertad, solidaridad. La nueva resistencia fue el lema de la gran manifestación antifascista celebrada ayer en Milán con motivo del 490 aniversario de la liberación de Italia. Más de 200.000 personas participaron en la marcha, bajo una lluvia despiadada. En su inmensa mayoría eran de la izquierda que resultó derrotada el pasado 28 de marzo en las urnas. Umberto Bossi y otros dirigentes de la Liga Norte, único partido vencedor presente en la manifestación, tuvieron que caminar protegidos por la policía.

"Nazi-fascistas, bufones, fuera", increpó durante toda la manifestación una masa confusa, desordenadamente italiana, a Bossi, que caminaba junto al alcalde de Milán, Marco Formentini. "Tonto", coreaban los mismos manifestantes al paso del primer ciudadano de la capital lombarda.Peor fue la posición de un segundo grupo de la Liga situado hacia la mitad del cortejo e integrado por un centenar de personas, que hubieron de apartarse de la manifestación principal. "Francesco Speroni, non rompere i coglioni", gritaba la masa de manifestantes decididos a echar a los de la Liga. Speroni es un senador, con frecuencia agresivo, que dirigía a este segundo grupo de liguistas.

Por lo demás, no se registraron incidentes ni ninguno de los enfrentamientos vaticinados por Il Giornale de Silvio Berlusconi durante la semana pasada. El presidente de Forza Italia, como había anunciado, no salió de casa. Gianfranco Fini, tercer aliado de la coalición de derechas que se impuso en las pasadas elecciones, asistió en Roma a una misa organizada por su partido. "Queremos que este año sea el de la reconciliación, para que la manifestación del 25 de abril de 1995 pueda ser unitaria", dijo Fini a la salida de la misa.

Gente de todas las edades y de muy distintas posiciones sociales formaba el cortejo milanés. Entre ella, muchísimos jóvenes, estudiantes con pinta de formales o tocados con pendientes.

La concentración principal resultó de la unión de dos columnas iniciadas sobre las tres de la tarde en sendos puntos, situados respectivamente, al noreste y al sureste de la ciudad; el primero, junto al Piazzale Loreto, donde, hace 49 años, los milaneses apalearon los cadáveres colgados de los pies de Benito Mussolini y su amante, Clara Petacci.

Abrían el cortejo banderas democristianas, tras las que caminaba el antiguo secretario Mino Martinazzoli, e detrás venía la plana mayor del Partido Democrático de la Izquierda (PDS). Su secretario, Achille Occhetto, no estaba al iniciarse la manifestación, cuando ya marchaban en apretada formación, bajo los paraguas, su deffin, Walr Veltroni y su número dos, assimo D'Alema.

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"La Italia fascista y la que, as la caída del fascismo, abrió

proceso de democratización que dura todavía, son históricamente irreconciliables. Estado totalitario y democracia antitéticos", sentenció ayer el filósofo Norberto Bobbio.

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