Corrupción... ¿qué corrupción?
No acierto a saber por qué hay algo en la inocencia de Maríano Rubio que me recuerda a José María Peña y a Rosendo Naseiro. Tampoco acierto a discernir en demasía entre el carácter de Luis Roldán y el de Juan Hormaechea, y si bien es verdad que a todos ellos les falta el humor de Ruiz-Mateos, la candidez de Bolín y la evanescencia exquisita de la Banca Catalana y las tragaperras de Euskadi, no es menos cierto que se hallan en perfectas condiciones de ser tan buenos gestores como García Valverde y Mario Conde. ¡Qué país¡ ¡Hay que ver lo despistados que somos! ¡Tanto genio políticofinanciero como teníamos y lo que hemos tardado en percatarnos de ello!-Rentería, Guipúzcoa.Leo con cierta sorpresa su artículo del día 10 referente a la presuntamente fraudulenta actuación de Roldán en el asunto de la adjudicación directa de las obras de la Guardia Civil. Y me causa sorpresa porque hasta ahora siempre había pesando que tal proceder no era ilegal; porque es muy fácil, para un constructor, establecer contacto con dos amiguetes del gremio para que éstos presenten dos ofertas más caras que la suya y realizar así una determinada obra, ya sea de la Guardia Civil, del Insalud, de la comunidad autónoma o del más remoto Ayuntamiento. Lo único que haría falta sería conocer a la persona adecuada, que en este caso parece haber sido Roldán, pero que puede ser cualquier otra con un cierto poder en la Administración.
Me da la impresión de que Roldán podría ser únicamente la punta de un iceberg de mangoneo y amiguismo, y creo que la única manera de evitar este posible fraude al contribuyente es acabar con el sistema de adjudicación directa, sistema que debido a su ambigüedad puede convertirse en la forma más segura y fiable de estafar al ciudadano.Félix Jaime Cortés. Madrid.
Españoles: después de 19 años, las aguas vuelven a su cauce. Fútbol, toros, seriales lacrimógenos, landismo, películas histórico-religiosas, procesiones las 24 horas del día, folclor barato, cuando no bárbaro, cursilería, demagogia, ignorancia, censura y amenazas a las escasas voces libres que aún quedan, invasión de la intimidad, cargas policiales, masones procesados, conformismo, políticos corrompidos, estafas, impunidad, desfachatez y mentira, mentira, mentira a todas horas.
¿Cómo pudo creer el ingenuo señor Suárez que erais adultos y capaces de vivir en libertad? Aquí estoy otra vez y todo vuelve a estar atado y bien atado. Francis... ¡Ah, no! Felipe.-Paloma Castillo Martínez.Muros de Nalón, Asturias.
A través de diversos medios de comunicación, la Agencia Tributaria del Ministerio de Economía y
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Hacienda ha lanzado la campaña de concienciación entre los ciudadanos. Acabar con el fraude. Un compromiso de todos.
Me parece bien esta campaña, ahora bien, estoy completamente seguro que la mejor manera de convencer a la ciudadanía para que cumpla sus obligaciones con el fisco sería que los padres de la patria, políticos, cargos públicos, etcétera, fueran siempre con el ejemplo de honradez y transparencia de su gestión por delante.
Ésa y no otra es la mejor forma de conseguir que se cumpla la ley por todos. Al que cometa delito le caiga, de manera ejemplar, todo el peso de la ley, independientemente de su status social. El muro de la vergüenza, por suerte, ya cayó. El muro de los sinvergüenzas, por desgracia, sigue en pie. Ayudemos todos a desenmascarar a los sinvergüenzas, para que también este segundo muro desaparezca.-Jesús Puerto Torres.Vitoria.
Mariano Rubio, ex gobernador del Banco de España, ha sido la causa que, en mi opinión, va a producir un efecto inmediato: el punto de inflexión en la escalada de la, corrupción en nuestro país.
Su figura emblemática en el marco de la realidad social, económica y política; su peso específico en el anterior cargo, desde donde modelaba, de alguna manera, esa misma realidad., con su independencia, con su inmenso poder de legislador, ejecutor y juzgador de la política económica, ha conseguido aunar los criterios de los tres poderes de Montesquieu y un cuarto, actual, que es el que me ha permitido llegar hasta usted. Por fin, el poder legislativo, a través de las comisiones de investigación y las leyes, el poder ejecutivo, gobernando; el poder judicial, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, y el poder de comunicación, informando, están de acuerdo, por encima de sus intereses propios, en que hay que poner un dique de contención a la corrupción, en que hay que empezar a exponer ante la opinión pública buenos ejemplos de solidaridad, de generosidad, de austeridad y de transparencia, de ecologismo social, económico y político; en definitiva, no de contaminación con objeto de ganar tanto terreno perdido.
Se han dado cuenta los poderes de este país, ¡por fin!, de que debemos estar inmersos en una democracia real, no formal exclusivamente como hasta ahora, porque la sociedad civil está harta de empezar el día con un nuevo caso de corrupción y de estar obligado a convivir con un sistema al que necesita, pero le es infiel como un esposo o esposa que le pone los cuernos sistemáticamente y del que moral y efectivamente puede acabar divorciándose; y ya sabemos todos cómo acaban los divorcios entre la sociedad civil y el poder del sistema.
Nuestro país necesitaba un revulsivo, y ése no ha sido otro que Mariano Rubio. No pudieron ser Javier de la Rosa, Juan Hormaechea, el ex alcalde de Burgos, Mario Conde, Juan Guerra, Luis Roldán... Desde luego, va a ser un dudoso honor, pero un honor al fin y al cabo, haber sido el catalizador de un esfuerzo contra la inmoralidad, la hipocresía y el cinismo; por eso desde estas líneas le quiero expresar las gracias, aunque por supuesto hubiera deseado que no hubiera llevado a efecto lo que presuntamente se le imputa.
Desde que saltó la noticia de sus presuntas actuaciones inmorales, he esperado para constatar si Mariano Rubio, en su legítimo derecho, ejercía una acción defensiva ante la justicia de su honor e integridad moral, y esta acción no se ha llevado a efecto, por eso no es de extrañar que moralmente esté condenado y él así se sienta; no obstante, y en su favor, también he de decir que su silencio, en mi opinión, presagia arrepentimiento.-Ciriaco Pellitero Fernández.
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