Una dosis de poesía que cura el alma
Ediciones Maeva, una pequeña editorial madrileña, está decidida a establecer un puente con el pasado. Tras comprobar en cuerpo y alma los saludables efectos de algunas poesías clásicas, las ha lanzado al mercado como medicamentos. Gustavo Adolfo Bécquer, fray Luis de León, Quevedo y El romance de Fontefrida forman el primer lote de remedios.
Cada autor se comercializa en las librerías en cajas similares a las que se expenden en las farmacias con medicinas. Por 600 pesetas, la curación está garantizada.
¿Agobiado por un catarro? Usted necesita A una nariz grande, de Quevedo. ¿Estresado? El ansiolítico que buscaba es ¡Qué descansada vida!, de fray Luis de León. ¿Dolores generales? Su calmante es Sialmecer (las azules campanillas), de Bécquer. También es posible adquirir un revolucionario anticonceptivo oral: El romance de Fontefrida.
Precios a la baja
"La Universidad Italiana de Progetto, empezó hace tres años con Dante, Petrarca y Bocaccio y nos gustó la idea. Los precios son altos, porque se han hecho en Italia, pero el precio de las próximas poesías será casi la mitad", comenta la editora Maite Cuadros. Para facilitar la dosificación, las poesías vienen en sobres, con un prospecto que explica el modo de empleo y las contraindicaciones. El abuso de Quevedo provoca el síndrome de Pinocho, y Bécquer puede ocasionar alucinaciones.
El éxito de las poesías terapeúticas ha sido total. Las 10.000 cajas de la primera edición de septiembre se agotaron en Cuatro meses, y la segunda edición, con 20.000 copias, ya está a la venta. "En La Coruña unas señoras entraron en la librería con la receta de la Seguridad Social", comenta Malte. Quizá ahí nació la idea de la próximo medicina: Rosalía de Castro, en gallego.
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